Prueba irrefutable de que transitamos por mundos paralelos se encuentra en las noticias de cada día. En estos días por ejemplo se han publicado datos sobre el crecimiento de la economía en Estados Unidos y se ha observado un hecho curioso que tal vez por inmediato aún no encuentra una explicación bien argumentada. Resulta que en esta economía potente que intenta retomar la normalidad tras los estragos de la pandemia, hay sectores que ven cómo la demanda de sus servicios vuelve a crecer y sin embargo no encuentran empleados que suplan las necesidades que el mercado les demanda.
Meseros, personal de limpieza en hoteles y restaurantes o repartidores de mercancías han “desaparecido” pese a que se ofrecen más beneficios y un incremento en el pago por hora trabajada. Muchos analistas se inclinan a pensar que puede ser por las bonificaciones que el gobierno ha repartido a los trabajadores para que se quedaran en casa, porque pese al acceso sin restricciones a la vacuna la gente tiene miedo de volver a sus trabajos o por dificultades con el cuidado de los hijos. Todo son conjeturas por ahora, sin embargo, el argumento de las ayudas pesa bastante y hace que algunos se pregunten de nuevo si un Estado proteccionista saca adelante a un país.
Mientras tanto, en otros lugares la lucha se da por el derecho al empleo en medio de cifras de contagio inmanejables. Si América Latina está lejos de ver la luz en esta caótica situación, la realidad de países como la India desborda cualquier previsión. Esa bomba social que es la suma de la supervivencia diaria, la del rebusque, unida a la física, la de esquivar el covid, ha estallado en todas las direcciones y aún no sabemos cómo retirar las esquirlas para sanar y avanzar. Suenan al fondo voces que comienzan a hablar de un nuevo contrato social, pero mientras tanto, las di ficultades del ciudadano común continúan, y para una inmensa mayoría, el mero hecho de sobrevivir ya es ganancia.
Entonces, eso que algunos científicos llaman el multiverso, es decir, la noción de que existe un número infinito de universos, deja de ser hipótesis en este lugar que habitamos. Porque durante las mismas 24 horas del día los habitantes del planeta Tierra nos enfrentamos a excesos y carencias tan disímiles que parece imposible creer que habitemos el mismo universo. Y la prueba que la ciencia necesitaba para probar su existencia ya se ha dado: el choque entre unos y otros. Luego hay quienes todavía se preguntan por qué la gente quiere huir de su realidad y saltar a otros mundos paralelos