El grueso de los analistas sostiene que la tributaria es indispensable para cerrar el déficit fiscal. Colombia, como casi todos los países durante la pandemia, aumentó el gasto público. El presupuesto general de la Nación saltó de 213 billones de pesos, sin deuda, en el 2019, el 18,7 % del PIB, a 270 millones en el 2020, el 25,6 %. El déficit fiscal alcanzó el 7,8 % en el 2020 y la deuda bruta, el 65 % del PIB.
Pero el muy buen crecimiento del año pasado y el extraordinario de este primer semestre, el mejor de la Ocde, permitirán el ajuste fiscal más grande en los últimos 29 años: déficit para el 2022 de 5,6 % y deuda de 56,5 % del PIB. A pesar de la indudable mejora, seguiremos estando 3,1 puntos por encima del déficit del 2,5 % del 2019.
Ahora bien, el formidable crecimiento se ha traducido en que el recaudo tributario se esté comportando muy por encima de las expectativas. Hasta julio, la Dian había ingresado $ 136,15 billones, un 15,8 % por encima de la meta planteada. Eso ha permitido replantear la meta de recaudo para este año y llevarla a $ 202,4 billones, casi 30 billones más que el año pasado.
El gobierno, además, tendrá ingresos extraordinarios por vía de las utilidades de Ecopetrol, que para el primer semestre reportó una utilidad neta de $ 17,1 billones, por encima de los $ 16,7 billones de todo el año pasado. La Nación, recordemos, es propietaria del 88,4 % de la compañía.
Por otro lado, también se están recibiendo ingresos extraordinarios por concepto de regalías. Entre enero de 2021 y julio de 2022, se recaudaron $ 16,8 billones, un 42 % más a lo previsto para el período y ya $ 1,4 billones más que la meta de $ 15,4 establecida para fines del 2022.
Se alegará que los ingresos extraordinarios por vía de regalías, Ecopetrol y mejores recaudos tributarios por cuenta de las tasas excepcionales de crecimiento no son sostenibles y que, en cambio, el gasto presupuestado es permanente y, por lo tanto, la reforma sigue siendo indispensable.
Ocurre que este es un estado alcabalero y las tributarias se evalúan por su efectividad para conseguir mayores ingresos. Nunca se examina ni la naturaleza del gasto y muy poco sus consecuencias en crecimiento y empleo.
No es un asunto menor. El tamaño del presupuesto nacional viene incrementándose de manera sistemática y aguda y los gastos que deberían ser extraordinarios se convierten en permanentes. El ejemplo reciente es el de Ingreso Solidario, indispensable para enfrentar la crisis de la pandemia, pero que quieren extender indefinidamente. Como con los impuestos, los subsidios y asistencias extraordinarios se vuelven permanentes.
En cualquier caso, el gobierno no ha dicho a qué destinaría los ingresos de la reforma tributaria. Cuando se le pregunta, responde que en todo caso financiarían más gasto. De ser así, la necesidad de la tributaria estaría en entredicho. De ninguna manera debe ser para tal propósito