Como suelo hacerlo a punto de empezar las vacaciones, comparto un par de historias que surgen Desde el cuarto:
Rabia
Esa noche, por culpa de una gotera que le caía en un ojo, el hombre se despertó con los labios apretados, con las manos empuñadas, con las venas brotadas en el cuello, con la cara deformada, con la voz iracunda insultándose por dentro, con el cuerpo tenso y con tanta rabia que pensó que golpearía por primera vez una pared, pero no lo hizo. Si lo hacía, tendría que relajarse al instante para construir de nuevo su casita de cartón.
Cipreses
Con tan solo dos semanas de llevar viviendo en el nuevo edificio del sur, el vecino del primer piso cambió la baldosa de su terraza, pintó las paredes, colgó una hamaca y sembró en materas barrocas...