Donald J. Trump disfrutó de una rara satisfacción para un presidente recién inaugurado -despidiéndose de no solo un rival derrotado, sino de tres.
Su inesperada victoria sobre Hillary Clinton superó a la institución demócrata de 25 años conocida como Clintonismo que data desde la exitosa administración de su esposo en los años 90. Aplastó el intento del presidente Barack Obama por asegurar su legado, y la quinta victoria de su partido en siete años.
La aproximación no convencional del nuevo jefe ejecutivo a la política republicana podría crear un ‘Trumpismo’ duradero que rehace su partido, alimentando éxito más allá del suyo. Pero hay razones tempranas para dudar.
La lucha partidista de Estados Unidos enfrenta tradiciones filosóficas históricamente...