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No sabemos para dónde vamos. La situación de Colombia cada vez se complica más. Después de la entrega de Juanpa –como le gusta que le digamos– la violencia gana más terreno y, quienes han mostrado patriotismo y entrega, son más castigados por el pueblo y la justicia. Es el caso de Álvaro Uribe Vélez, el presidente que salvó a Colombia y que se entregó por el país, ahora es el blanco de quienes no conocen la historia reciente y de quienes ejercen altos cargos en la justicia que fallan por política, como lo afirmó hace pocos años un alto magistrado, en lugar de obrar con la conciencia recta del juez.
Iván Cepeda visitó las cárceles de Bogotá y las de la Florida en los Estados Unidos, para comprometer a los encarcelados a declarar contra el presidente Uribe. Cepeda está libre. Álvaro Uribe, que no visitó a ningún preso, que lo hizo un abogado sin su autorización, está detenido “por el peligro que representa”. Esa es nuestra justicia.
Estamos en los momentos más difíciles de nuestra historia. Todos los que no vivieron los años difíciles, están ahora en contra de toda autoridad. Que hay excesos, los puede haber, pero es más importante el apoyo a la autoridad, que el caos que vivimos. Vimos el video de los dos policías contra Ordóñez, ya sometido y en el suelo. Me gustaría ver el principio del caso. Estoy seguro de que no se lo encontraron tirado en el piso, algo pasó antes y no lo filmaron o no nos lo mostraron. Ese comportamiento de la autoridad tiene que haber tenido un principio grave. No podemos suponer que fue que surgió de la nada. Me gustaría que hablaran con los vecinos del edificio. Si el caso empezó en ese lugar. Me gustaría que hablaran con quien tomó el video, si es que tiene el caso desde el principio. El odio contra la autoridad pudo haber influido para no mostrar sino parte. Que se haga justicia sí, pero que se haga con el conocimiento completo de lo ocurrido.
Que se hagan manifestaciones, claro que sí, pero que se hagan como protesta pacífica y no violenta como ahora se acostumbra. A la violencia hay que responder necesariamente con la fuerza por parte de la autoridad. Y si esa autoridad es atacada, quien ataca se tiene que someter a los resultados y responder ante la justicia por lo que ocurra. Pero aquí es al contrario, atacan a la autoridad que está capacitada, entrenada y armada para contestar a las armas del enemigo, pero aquí es la autoridad la que tiene que responder por los desmanes de una turba descontrolada.
Apoyamos a la autoridad como debe ser y tenemos que reconocer que Álvaro Uribe nos llevaba por el camino de una verdadera paz y una paz como resultado de la entrega de los violentos a la autoridad, y no una paz nacida de un Nobel producto de la entrega del petróleo nacional y la entrega de las instituciones a los violentos, violadores de niños, secuestradores y negociantes de drogas.
