Por LUIS ARMANDO VILLEGAS Q.
Largo tire y afloje en esa nueva modalidad de justicia especial de paz, o para la paz, para saber si extraditan al señor Santrich. Paralelo a eso, en el Congreso se desgañitan los “padres de la patria” para ver si tramitan, aprueban o rechazan las sensatas objeciones que el señor presidente Duque presentó a la ley -una de tantas- que desarrolla la actuación de la Jurisdicción Especial de Paz. Enemigos de la paz, acusan aquellos que se consideran superiores moralmente.
Sí llama la atención el empeño de tantos de los señores congresistas en evitar a toda costa que a los miembros o exmiembros de las Farc se les roce con el pétalo de ningún código, ya ni se diga si es el penal, el mismo que se aplica -se supone- a todo colombiano que infrinja la ley. Ya quisiéramos ver a los Roy, a los Benedettis, a los Cepedas, amparar con esa pasión a los ciudadanos que nunca han vulnerado la ley ni cometido crímenes, y que aparte de eso tienen que levantarse cada mañana a lidiar con un Estado enemigo que hace hasta lo imposible -y hasta lo legal- para ver cómo los exprime y cómo les dificulta la vida. ¡Qué país de contrastes!