La reforma política contiene la posibilidad de que el Gobierno financie las campañas electorales como estrategia para acabar con la corrupción que se genera cuando recursos de privados entran allí con el objetivo de obtener réditos posteriores con los candidatos ganadores a través de la asignación de puestos y contratos. Se espera entonces que no ingresen dineros privados y acabar con la venta de gobiernos a delincuentes (porque al final es eso lo que pasa). Termino de escribir estas líneas y no sé si reír o llorar. No sirve para nada esa determinación. Por el contrario, va a dejar mejor parados a los politiqueros y corruptos.
La razón es sencilla. Los recursos ilegales seguirán entrando a las campañas políticas. Esos se manejan es por debajo...