Por RAÚL E. TAMAYO GAVIRIA
Cuando el doctor Darío Echandía estaba de candidato presidencial, en plena campaña, dejó en Ibagué a su esposa doña Emilia, mientras él iba a varios municipios del Tolima en busca de votos con su jefe de campaña, el doctor Crótatas Londoño.
En Chaparral, Tolima, los cogió un torrencial aguacero, por lo que decidieron quedarse a amanecer.
--No podemos salir con este diluvio, dijo Crótatas.
--Está bien, pero hay que avisarle a Emilia, para que no se preocupe, dijo Echandía.
Fueron a la telegrafía y este fue el mensaje: “Estoy en Chaparral, coma, me demoro, coma, estoy con Crótatas, punto. Besos, Darío”.
La respuesta de doña Emilia fue: “Ponte penicilina, coma, cuídate mucho, punto. Emilia.
Cuando uno tiene la responsabilidad de escribir, por la gracia de Dios y las directivas del periódico, recibe muchas opiniones de amigos, parientes y enemigos que le llegan por las redes. Como perro viejo, acostumbro escuchar a todos como “el currucutú del mister” poniendo mucho cuidado, antes de formarme una opinión, para que no me pase como a doña Emilia que se imaginó que el nombre del amigo de su esposo era una enfermedad “vergüenzosa”.
Con los últimos acontecimientos que han pasado en Antioquia con la demanda del señor alcalde de Medellín a los contratistas de la presa de Hidroituango, lo que causó la renuncia de las juntas directivas de EPM, de Ruta N y Sapiencia, esto formó una tormenta de informaciones y desinformaciones que como la de Chaparral, Tolima, me obligan a dar una tregua, para que los que tienen el poder de resolver las situaciones, lo hagan y presenten soluciones.
Muy distinto a cuando trabajé en la radio, como director del Radioperiódico La Verdad, durante once años. Ahí era dando las noticias y opinando al aire. Es una manera muy diferente de ejercer el periodismo, una misma profesión, apasionante, noble y respetable.
El cambio de juntas se precipitó por un acontecimiento, pero en ellas había personas con más de doce años en el mismo sillón o con sillón en todas. Personajes nombrados por alcaldes anteriores que reflejaban criterios distintos. En Antioquia hay gente muy buena y valiosa que les podrán dar un relevo y renovar criterios en todas las juntas. Confío en que Daniel Quintero nombre dirigentes sabios, capaces y comprometidos con Medellín y Antioquia.
Por eso me acordé de la fábula de Samaniego con el perro viejo que iba por el Nilo, tomando agua, pero corriendo por la orilla. Mientras un cocodrilo le decía que se quedara quieto con la intención de tragárselo.
“Díjole el perro, prudente: / Dañoso es beber y andar; / pero ¿es sano el aguardar / a que me claves el diente? / ¡Oh, que docto perro viejo! / yo venero tu sentir / en esto de no seguir / del enemigo el consejo.
Ñapa: Hasta el cielo se manifestó premiando el agüero de los paisas con el número del oprobioso carcelazo al presidente Álvaro Uribe Vélez. Miles de personas en Antioquia se ganaron el chance con el número del reseñado.