Por Juan Alberto Vélez J.
Ha vuelto a la actualidad el problema de movilidad de San Lucas, en el extremo suroriente de El Poblado, limítrofe con Envigado, donde hay un cuello de botella vehicular, un verdadero embudo en el cual los conductores nos vemos atrapados a todas horas. Un buen resumen hizo hace unas semanas el columnista de este diario David González. También el periódico ha sacado informes en los que la Secretaría de Movilidad dice que “estudia alternativas”. ¿Qué alternativas puede haber? Hay días en los que ubican a un pobre guardia ahí a pitar de rutina, aburriéndose penosamente, pues nada puede hacer, ¿qué va a hacer si el flujo vehicular es incesante y el espacio para que quepan es un carrilito del mismo ancho de hace 70 años?
Allí tendría que haberse aplicado hace años alguna decisión de carácter metropolitano, pues compete a Medellín y a Envigado. Y ya no se tomó. Los edificios están construidos, hay un centro comercial que no pueden quitar de buenas a primeras y la transversal Intermedia sigue siendo el mismo camino de rieles (ahora semipavimentado y con huecos) de las entradas a las fincas de mediados del siglo XX.
La planeación urbanística de Medellín y el área metropolitana es pésima, bochornosa, de vergüenza mundial. En cualquier cuñita de terreno empotran torres de 23 o 24 pisos. Los municipios felices, pues son miles de impuestos prediales más para recaudar, así la movilidad colapse y la calidad de vida se vaya al traste.
Sigan enviando a los “azules” a aburrirse al taco de San Lucas y hacer oír el pito de vez en cuando. No vemos solución posible