Estación A Dedo, en la que se mueven más intereses que saberes, compromisos adquiridos y váyase a saber qué otras cosas descompuestas (inescrupulosas, diría la señora de la esquina) que se mueven entre las nieblas de un poder que nunca ha sido claro en cuestiones de desarrollo de regiones, economía de crecimiento (fábricas, investigación, producción acorde con los mercados) y educación adecuada para manejar bien el territorio que tenemos y las ventajas que aparecen para competir. Ventajas que están ahí en mares y llanos, climas y diversidad, pero que misteriosamente parecieran hechas para verse en fotos y no como fuente de trabajo, entendimiento y mejoras sociales. Y si bien somos capitalistas, nuestro capitalismo es más un asunto de los sistemas...