Estación Aguacero, a la que llegan los mojados, los con sombrilla (objeto que es para el sol) y los emparaguados; los que lucen botas y los que, inteligentemente, usan los zapatos viejos, anchos, de buena suela y amigos de los charcos, las aceras húmedas, las escaleras resbalosas y las vías por donde algunos carros (conducidos por paranoicos) mojan a los peatones, los que llevan medio abiertas las ventanillas y los que están bajo los alares con las manos en los bolsillos o bien aferrados a sus mochilas. Esta gente, los mojantes (valga la palabra), que hunde las llantas de sus vehículos en los espacios con agua para que otros salten o maldigan, abunda en la ciudad y hace parte de la congestión, la contaminación e insolidaridad, y es la que se...