Estación Alargue, donde poco se termina a tiempo o se concluye con faltantes (alguna señora decente dirá que sin pulir detalles), y a la que llegan los que planean con un caucho, lo que les permite dilatar, encoger, variar, cambiar, dejar la cosa así y bueno, D’s ayuda. A estos los siguen los que explican variables (políticas, económicas, de abastecimiento, climáticas, de orden público, etc.), los que prometen y después no se acuerdan o dan explicaciones absurdas propias para una obra de Thomas Bekett (Esperando a Godot es muy propicia); los que demuestran todo con filminas muy bonitas y tableros muy modernos y hasta sonoros, pero en la realidad las demostraciones no funcionan bien y hay que alterarlas, remirarlas, repensarlas. Y en este juego de cójalo que después vemos qué se hace o aplican el refrán de los toderos (en el camino se arreglan las cargas), la ciudad se desordena, la maqueta previa se varía y desvaría, y los peatones y vehículos se confunden con el color naranja de mallas, cintas, bolardos y los tintes cítricos de la contaminación.
Y en este despiporre (pasó aquello de que el que mucho abarca poco aprieta), la planeación por etapas y por partes, las priorizaciones y el manejo debido del espacio, se convierten en un estado viscoso que no es una cosa ni la otra, creando desasosiego, problemas de salud pública (la mental en especial), descontento ciudadano y sospechas de amiguismo, compromisos políticos para pagar, negaciones de lo que pasa (en seguridad en la calle, sobre todo) y confusión, lo que permite hablar de continuismo a la brava, asesorías obligadas y retardo para lo nuevo que se hará, que ya comienza con desajustes en tiempo y en crear la situación de cambiar una cosa por la otra, de terminar esto pero ya no hacer aquello, de incumplir promesas y sí, ya ni sabemos en qué andamos ni cómo estamos.
Es claro, y este es un problema que enfrentamos, que un tiempo de gobierno de cuatro años no da para realizar mega-proyectos en ciudades con problemáticas en incremento. La sobrepoblación, la densidad vehicular, la falta de un POT que defina límites y haga ciudad en lugar de amontonamiento, la normatización sobre verticalización, los cálculos debidos sobre abastecimiento de agua, los índices de contaminación, la ruralización para tener alguna libertad alimenticia, son problemas a resolver, siendo el mayor de todos hasta dónde debe crecer la ciudad y qué debe contener para no colapsar.
Acotación: Una ciudad es una entidad mutante que crea condiciones nuevas, esto no se niega. Pero en ella hay prioridades: cuántos cabemos y en qué condiciones, educación ciudadana y un objetivo claro que responda a la vida en común, el desarrollo económico con futuro pactado y el crecimiento ciudadano de la gente. Lo demás es propaganda, emociones cortas, fotos y más gente llegando. Y bueno....