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José Guillermo Ángel
Columnista

José Guillermo Ángel

Publicado

Sobre utopías sin distopías

Por JOSÉ GUILLERMO ÁNGEL

memoanjel5@gmail.com

Estación Lo Posible, a la que llegan los que buscan espacios más amplios y no tan horribles, los que enfrentan lo malo con lo que podría ser bueno, los que se quitan de encima mentiras y ven posibilidades uniendo verdades y aciertos, los que analizan continuaciones y buscan darles otro giro, los que saben de microscopios y telescopios y por ello su mirada es otra, los que admiten lo real y lo esculcan para que sea más visible y concreto, los que se basan en lo pasado y sacan de ahí lo que podría servir (casi siempre la historia es un cuarto útil), los que ante los problemas que aparecen son previsivos y actúan en orden para que lo problemático no se amplíe, los que se atreven a pensar y dejan su posición de crédulos, los que no creen en paradigmas absolutos sino en que los cambios llegan asumiendo otra actitud, en fin, los que ante el espanto airean el ambiente.

La Utopía es un lugar posible y en esto se diferencia de la atopía (que es imposible). Y si bien no se cumple completa, sí se logran muchas cosas útiles poniéndola a funcionar: lo utópico es un camino que se crea para avanzar entre lo problemático, construyendo mientras se avanza. Esto lo tuvo claro Tomás Moro cuando, frente al gobierno desordenado de Europa, puso a mirar al gobierno debido y productivo de esa isla de la que habla, en la que lo necesario es decencia. Y no lo hace delirando sino usando el diálogo, que siempre ha sido el mayor componente de la razón. Pasa igual con La ciudad del sol, de Tomasso di Campanella, cuando plantea una ciudad regida por un espíritu puro e imposible de corromper, donde los hombres y mujeres se hacen humanos y por ello no necesitan ser reprimidos.

De utopías cumplidas estamos llenos: volamos como los pájaros, hablamos a grandes distancias, salimos al espacio exterior, vencimos muchas enfermedades, le hicimos perder poder al diablo, etc. Pero frente a la Utopía, que es un principio de razón y de trabajo en línea y previsivo, que reconoce los errores y los corrige, aparece la distopía, ese deseo de que todo vaya peor y donde los demonios de la ciudad de John Milton (Pandemónium) se pelean entre ellos ejerciendo las bajas pasiones y el deseo de sostener lo que ha sido la causa del mal. Y con el diablo al lado, se ve lo peor y, en estas tierras, le colaboramos.

Acotación: El mundo se entiende por opuestos. Si hay peste, trabajemos por una ciudad sin ella. Si hay desempleo, creemos industrias productivas; si no hay comida, sembremos para que haya; si el Gobierno falla, usemos un mejor gobierno etc. La utopía es eso: lo contrario a lo malo que pasa. Y la distopía, agrandar lo malo terrible que pasa.

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