Steve es un gringo con pura pinta de gringo. Es rubio, alto, delgado. Perteneció a la Armada. Un tipo de esos con los que basta cruzar un par de palabras para saber inmediatamente que es buena persona. Conduce un microbús que lleva y trae turistas entre un hotel y el centro de un pueblo en el Estado de Colorado, EE.UU. No tiene las formas empalagosas del guía turístico promedio. Es solo amabilidad sosegada. En una de sus rutas cruzamos unas palabras: “¿De dónde eres?”, “De Colombia”, “oh, Colombia! Tuve unos compañeros de la Armada que estuvieron prestando servicio allí, me contaron las cosas más increíbles, un país hermoso donde pasan las cosas más absurdas, ¿Cómo andan las vainas por allá?”, “Ahí vamos, mejorando creo, el año pasado tuvimos...