Un mes malo, muy malo.
En materia de seguridad y defensa, todas las decisiones de Petro han tenido el efecto doble de debilitar la capacidad estratégica, táctica y operacional de las Fuerzas Militares y la Policía y, al mismo tiempo, fortalecer a los grupos criminales.
A la Fuerza Pública le han golpeado su moral, su experiencia y conocimiento, su cadena de mando, su superioridad aérea y sus aparatos de inteligencia.
El mensaje de que habrá negociaciones, a cualquier costo y con cualquiera, en búsqueda de la paz total, ha impulsado más ataques a militares y policías para posicionarse mejor para las negociaciones y ha transmitido la idea de que los criminales quedarán impunes. Las consecuencias: se han acrecentado los ataques a la Fuerza Pública, ocurre una masacre día de por medio y se ha disparado la inseguridad en las ciudades con una creciente violencia homicida entre bandas de microtraficantes.
Para rematar, todas las decisiones en relación con las drogas expandirán los narcocultivos y fortalecerán a los narcotraficantes. Para peor, Petro impulsará las transferencias monetarias a los narcocultivadores, un estímulo perverso para sembrar más coca.
Si, además, el gobierno pone en práctica dos anuncios de esta semana, la prohibición del porte legal de armas incluso con permiso especial y el desmonte del servicio militar obligatorio, es fácil prever que la violencia será peor y que los ciudadanos quedarán aún más desprotegidos frente a los bandidos. Por cierto, más allá de la retórica, las cifras muestran un aumento de los homicidios desde la prohibición de porte legal.
En materia económica, las decisiones de gobierno han sido todas negativas. Las declaraciones de los ministros, desde las iniciales de la ministra de Agricultura, que incentivaron las invasiones de tierra, hasta los de la ministra de Minas, reina de la ignorancia en los asuntos de su cartera, han sembrado dudas e incertidumbre. La tributaria propuesta es empobrecedora, como el discurso de decrecimiento de Petro y su ministra. Castiga duramente a los más pobres por el inevitable aumento de la gasolina y por los impuestos a azucarados, procesados y plásticos de un solo uso, a los tenderos (250.000 desaparecerían) y a los empresarios (el 98 % de ellos micro y medianos) por la vía de la eliminación de exenciones y aumento sustantivo del gravamen a los dividendos. Pero, además, mataría el mercado accionario, el inmobiliario y a la gallinita de los huevos de oro, el sector minero petrolero, y le pega tan duro al ahorro y a la inversión que ocho de cada diez empresarios han decidido frenar sus nuevos proyectos.
Petro recibió la economía con un crecimiento extraordinariamente alto. Como vamos, el próximo año será raquítico y el desempleo se disparará