Santiago Jaramillo es un comunicador audiovisual que el 14 de marzo de 2020 se preguntó: “¿Y ahora quién les va a ayudar a los viejitos a hacer sus diligencias?”. Apenas estaba empezando la cuarentena estricta y los mal llamados “abuelitos” eran el sector de la población más protegido, aunque ellos se sintieran condenados a cadena perpetua en la casa por cárcel.
Santiago llevó su inquietud a Twitter y, si bien no es ningún influencer ni tiene millones de seguidores, las interacciones recibidas, todas ofreciendo ayuda, le mostraron la flecha de la solidaridad. Hizo lo mismo en Instagram y de un momento a otro tenía un batallón de voluntarios para una iniciativa que no podía tener un nombre más bonito: Un viejo favor. Santi, desbordado, buscó ayuda...