¿Qué pasará tras el covid-19? ¿Volveremos al mismo estilo de vida que nos está agobiando?
Es difícil cambiar. En redes, ciudadanos y autoridades se animan: que saldremos juntos de esto, que aprenderemos, que estaremos mejor preparados, que esta crisis nos ha enseñado muchas cosas. ¿En serio?
No será sencillo. Aunque hemos sentido en carne propia durante esta primera semana de encierro, y los hemos visto y leído en los demás, los estragos del sistema ideológico imperante, el rapaz neoliberalismo, el aparato político-económico puede hacer con suma facilidad que todo vuelva a estar como antes.
Aun en medio de esta crisis, no pocos gobiernos han tratado de priorizar lo económico sobre el bienestar de la población.
Pero ha quedado más claro que siempre el modelo de desigualdad imperante, ese en el que además el Estado se ha encargado de privatizar los servicios sociales básicos y los que todavía no, pues van por ese camino.
Basta mirar la salud. Hospitales públicos casi sin equipos, así como muchos prestadores privados del servicio, dejando al descubierto, de nuevo, la fuga de los recursos asignados a manos privadas o a los corruptos.
No será fácil cambiar el modelo, como vemos cuando los propietarios de tierras quieren más, la acaparan a como dé lugar generando una atroz violencia contra quienes se aponen. Por eso no ha sido posible que ningún proyecto de reforma rural avance.
¿Cómo mejorar el empleo precarizado? Millones de colombianos que viven de la informalidad o de modalidades avaras de contratación como la prestación por servicios sí que están sintiendo este confinamiento. ¿Se desmontarán tras la crisis? ¿Se conmoverán los empresarios o no habrán advertido que la finalidad del negocio no es acumular ganancia tras ganancia sin pensar en la persona?
Son solo tres asuntos que nos atosigan y nos recuerdan que no será fácil cambiar este sistema que hace ver que la desigualdad es inevitable posibilitando que unos tengan mucho y otros poco o nada.
Quedó en evidencia además que no estamos preparados frente a otras amenazas reales y graves: cambio climático, calentamiento global, deforestación, inundaciones y deslizamientos, olas de calor, erosión costera, que el poder central (nacional y regional) considera lejanas así de vez en cuando se ocupe de ellas.
Es posible entonces que acabada la crisis del coronavirus, como dice la canción, vuelva al pobre a su pobreza y el rico a su riqueza. Qué más da.
Maullido: qué pena esos gobernantes que le quitaron dinero a la ciencia. Lo estamos pagando.