Se desvanecieron ayer, dolorosamente, las esperanzas de encontrar sana y salva a la pequeña María Ángel, de cuatro años de edad, quien terminó siendo arrojada al río Arma por un sujeto de 21 años, quien la había raptado junto con su hermanita, de apenas 18 meses, por fortuna fue rescatada por la Policía.
Decenas de uniformados, funcionarios y voluntarios buscaron a la niña por pasajes montañosos y por los ríos de la zona. María Ángel se suma a la espantosa lista de niñas víctimas de la violencia, que tiene aberrantes cifras en las zonas rurales donde ser niña conlleva toda una serie de intolerables riesgos.
Los ojos vivaces y la cara de alegría que se mostraba en las fotos con las cuales la buscaban fueron apagados. La justicia habrá de cumplir su misión ante un crimen que se clava en el alma de toda la sociedad