Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
No obstante que durante los últimos años se han acelerado los avances en materia educativa, estos continúan siendo limitados e insuficientes. Ello ha llevado a que los resultados de los estudiantes colombianos en las diversas pruebas educativas dejen mucho que desear en comparación con los estándares internacionales y con nuestros pares latinoamericanos.
Según el Departamento Nacional de Planeación, los resultados de las últimas mediciones internacionales de la calidad educativa (Pruebas Pisa 2012) indican que el país ocupó los últimos lugares entre los 65 países participantes en las áreas de matemáticas, lectura y ciencias.
Por su parte, en 2013, los resultados en las pruebas Saber 11 muestran que, para el consolidado nacional, casi el 30 por ciento de los estudiantes se ubicó en nivel inferior o bajo.
En la campaña presidencial de 2014 hubo coincidencia entre los diversos candidatos sobre la trascendencia que la educación tiene para el desarrollo y el progreso de las personas y la sociedad. Esta visión compartida llevó a que al sector se le asignaran mayores recursos presupuestales, y que la educación se convirtiera en uno de los tres pilares fundamentales del Plan de Desarrollo 2014-2018, del reelegido presidente Santos. Él prometió que Colombia sería, en 2025, “el país más educado de América Latina”.
Dadas las dificultades y las falencias que se tienen, hacer realidad dicha visión implica grandes desafíos y demanda el concurso y el compromiso de los diversos actores del sistema, en particular de aquellos que conforman el núcleo del mismo: el Gobierno Nacional, los maestros, los estudiantes y sus familias.
Sin su permanente apoyo y participación será muy difícil hacer realidad el propósito consensuado de convertir a la educación en el medio más eficaz para la tan anhelada transformación social y económica del país.
De otra parte, en el Plan de Desarrollo se tiene establecido que uno de los principales determinantes de los procesos de aprendizaje y del desempeño de los estudiantes “es el nivel y la calidad de la formación docente”.
Por tal razón, la excelencia de los docentes constituye una línea estratégica para la política educativa. Entre las acciones contempladas para alcanzarla se tiene “mejorar la remuneración de los docentes para atraer y mantener en la docencia a los mejores profesionales”.
En esta línea de acción es que se entiende por qué la ministra de Educación, Gina Parody, en las conversaciones que tuvo con los maestros, hizo una serie de ofertas, entre ellas el mejoramiento de su situación salarial.
Sin duda, el país conoce del rezago que en esta materia se tiene y juzga necesario actuar en consideración.
El gremio de los docentes, antes que reconocer el esfuerzo que la Nación hace en tiempos de dificultades económicas retoma, sin importar el daño que les ocasiona a los estudiantes y sus familias, muchos de los cuales pertenecen a los grupos menos favorecidos de la sociedad, sus viejas prácticas de presionar por mayores prebendas a través de un paro.
No se entiende entonces cómo, en momentos en que la sociedad colombiana define que la educación constituye un eje esencial de su desarrollo y establece que los maestros juegan un papel fundamental en este propósito, estos sean incapaces de asumir el reto de la mejora continua hacia una educación de calidad.