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El lanzamiento del Marco Fiscal de Mediano Plazo 2019, efectuado por el ministro Alberto Carrasquilla, da unas señales positivas sobre el ajuste de las finanzas públicas en el mediano plazo. Recoge el rebote de la economía que venía de varios años en tendencia negativa, la cual desde el año anterior y este muestra una senda de recuperación. Ahora ¿Qué es clave para mantener esta recuperación? De un lado, la inversión pública planteada no se restringe, lo que permite alcanzar mayores niveles de provisión de servicios públicos y mantener programas sociales, lo que dinamiza la actividad productiva; a la inversión pública debe sumarse como palanca fundamental la inversión privada, local y extranjera, que serán motores de desarrollo en este cuatrienio y obviamente en el largo plazo. Por el lado del gasto público se plantea mayor eficiencia en la asignación y ejecución de los recursos, lo cual permitirá una senda decreciente de esta variable en los próximos años.
Con este marco fiscal todos los sectores productivos del país están llamados a continuar con la inversión necesaria, para lo cual la agenda del Gobierno Nacional, que habilita la inversión, es fundamental. Ya la ley de financiamiento dio un paso contundente en esta dirección, a lo cual se suman disposiciones de promoción del emprendimiento, así como la ley de modernización del sector TIC.
El rol del sector TIC en este contexto fiscal no es menor. Para empezar por el gasto público, la digitalización del Estado no solo es importante para lograr mayor transparencia y procesos que contribuyen cada vez más al fortalecimiento de la democracia y la participación en las decisiones de interés general, sino que además es un motor estructural para la generación de eficiencia. Menos trámites, mayores contactos digitales y celeridad con base en la digitalización se traducen en reducción de costos, así como en un incremento de la participación ciudadana.
En la inversión del sector TIC debe resaltarse que se hace de manera mayoritaria por los operadores privados, en particular por los de telecomunicaciones, aspecto que ha venido siendo generador de inversiones en los últimos años por casi 30 billones de pesos. También hay que decir, que como sucedió con la economía, el sector TIC registró una tendencia decreciente en los últimos 4 años, lo que motivó, entre otras razones, a que hoy tengamos una ley que moderniza el sector.
Siendo estructural la inversión privada en el sector TIC, la dinámica de competencia no es un tema menor. Precisamente, la competencia en el mercado genera los incentivos propicios para invertir y desarrollar infraestructura, para lo cual la decisión que se viene analizando por el Regulador sectorial sobre dominancia en el sector es primordial. Si en esta industria nos encontramos frente a un operador con posición de dominio, que pueda definir las condiciones de mercado de manera independiente de sus competidores, la infraestructura no se va a desarrollar de igual manera, lo que no sólo tiene un impacto en el sector, sino además en las otras industrias, dado su efecto multiplicador.
Si bien el regulador ha venido estudiando el mercado de telecomunicaciones móviles, debe decirse que es una asignatura pendiente velar por las sanas condiciones de competencia para los servicios de datos y telefonía móvil usada por millones de colombianos, cuando los números de participación en el mercado llaman la atención. Aprobada la ley de modernización del sector TIC, debe continuar la agenda necesaria para la sostenibilidad y crecimiento del mismo, donde un elemento fundamental es la decisión de dominancia, la cual también tiene impacto en el futuro proceso de subasta de espectro, del cual dependen en muy buena medida las metas de conectividad del país.
Lo que está en juego no es insignificante. Si la inversión en general, obviamente incluida la que se hace en infraestructura de telecomunicaciones, es esencial para la promoción del crecimiento dentro del marco fiscal que tiene nuestro país, una decisión que debe promover la competencia en el sector TIC va a delinear el futuro de este y, por ende, el bienestar de los colombianos que, como usuarios, nos favorecemos de entornos de mayor competencia.