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El pasado 12 de febrero la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) lanzó su informe Revisión de la Política de Transformación Productiva (PTPR) de Colombia. En dicho informe la entidad reiteró algo que desde hace un tiempo se repite como una letanía: aunque la economía colombiana ha avanzado en muchos frentes, para poder seguir progresando tiene que aumentar su productividad.
Existen, en ese orden de ideas, varios síntomas preocupantes que comienzan con la comparación de la productividad laboral colombiana que es solo un 25 % de la de Estados Unidos. De otro lado, Colombia no se está beneficiando suficientemente de los frutos del comercio y la inversión. Parte del problema es que el país se ha desindustrializado y ese sector ha perdido competitividad porque ha optado por tener un modelo especializado en exportar recursos naturales que no favorece las actividades manufactureras y está erosionando la productividad total de la economía.
Al respecto, la pregunta que siempre surge es ¿cómo se puede aumentar la productividad? Algo que no es para nada evidente en las discusiones económicas, dada la complejidad del tema y sus múltiples determinantes. La OCDE tiene algunas propuestas para intentarlo, algunas de ellas ya enunciadas en el debate local. Para la entidad, Colombia debe aumentar la inversión en investigación y desarrollo que es hoy en día 0,25 % del PIB, muy inferior al promedio de la OCDE (2,35 %). La inversión debería ser por lo menos de 1 %, si realmente se quiere avanzar en relación, por lo menos, con los grandes países de América Latina.
Pero se debe hacer más: Colombia requiere, según la OCDE, transformar su economía con una política pública renovada que tenga como prioridad expandir la base del conocimiento, destrabar el potencial regional y recortar el atraso en las tecnologías digitales. Muy importante, para alcanzar el éxito, es fortalecer la capacidad de planeación de largo plazo y la habilidad para reunir a todos los involucrados en ese proceso.
En un momento en que está en discusión en el Congreso el Plan de Desarrollo, es conveniente hacer el ejercicio de mirarlo a la luz de las propuestas de la OCDE. Lo primero, que salta a la vista, es que en el Plan se propone la unificación del proceso presupuestal en cabeza del Ministerio de Hacienda, una sugerencia que de llevarse a cabo debilitaría la capacidad de planeación de largo plazo en el país. Tampoco es muy acertado el enfoque que sobre la educación trae el Plan, pues no aborda con claridad la problemática de la baja cobertura en todos los niveles, ni se plantea una reforma curricular que es esencialmente una definición política de lo que quisiéramos ser como sociedad en el largo plazo. En contraste, hay iniciativas que sí van en la dirección de las propuestas OCDE, como la de mejorar en ciencia y tecnología, el énfasis que se hace en el desarrollo de la economía digital, el estímulo al uso de energías no convencionales y la incorporación del pacto con las regiones, como un propósito específico.
Es tiempo de corregir y es lo que se espera del Congreso, las propuestas de la OCDE son coherentes y acertadas, pero de forma desafortunada se estaría perdiendo la oportunidad de acogerlas plenamente, como una visión de país, en una Ley tan importante como es la del Plan de Desarrollo.