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Se trata de dos mechas que están encendidas. La de Venezuela no nos toma por sorpresa, estaba cantada, pero se torna cada vez más peligrosa y hay que reaccionar ante esa alerta: es una ruta de secuestro, gasolina ilegal y contrabando muy fuerte. Además es territorio en disputa entre el Eln y el Epl (‘Pelusos’).
Allí confluyen los intereses antinorteamericanos de los ilegales (Eln y disidencias de las Farc), como de Venezuela y algunos aliados: Rusia, China, Irán y Cuba. Es urgente que se dé una intervención humanitaria coordinada por Naciones Unidas. Es un caso tan grave, o más, como el del Congo, que requirió cascos azules.
La crisis económica, social y política, cada vez con menor control de las FF.AA. de Venezuela, amenaza la estabilidad de Colombia y la de otros países de la región. Es tiempo de que más allá de campañas de tipo político se clame por esa intervención. Allí juegan muchos intereses.
Frente a Panamá, la mayor vena abierta de migración ilegal de Sur y Centroamérica a Estados Unidos, hay colaboración de Washington al Senafront (servicio de migración panameño), con bases aeronavales, pero la Gobernación de Antioquia debe asumir la situación, y su tarea, con más firmeza y acciones por el valor geoestratégico continental que tiene el departamento.
