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T ras el incidente que generó la visita del expresidente Andrés Pastrana a Caracas, la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) fue el escenario en el cual los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Colombia, Juan Manuel Santos, se vieron por primera vez para intentar superar el impasse diplomático.
No obstante, hasta el cierre de esta edición una posible reunión entre ambos mandatarios no se había registrado. De manera previa, en la plenaria de la cumbre ambos se refirieron a la situación.
Mientras Maduro en tono hostil pidió que no se interfiriera en la situación interna de su país, sin referirse de manera directa a Pastrana, Santos invitó al diálogo para solucionar las controversias. El mandatario venezolano, sin embargo, reiteró su apoyo al proceso de paz que adelanta Colombia en Cuba.
En la antesala de este encuentro en Costa Rica, el expresidente Ernesto Samper, secretario general de Unasur, entró a terciar en el debate e instó a las partes a mantener el buen ánimo en las relaciones.
“Invito a los presidentes Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro a preservar el productivo clima de cordialidad y entendimiento que ha caracterizado las relaciones bilaterales en los últimos años”, indicó Samper.
Si bien desde que Santos llegó al poder en 2010 las relaciones entre Colombia y Venezuela se han reencausado, teniendo en cuenta el importante papel que juega Venezuela en el proceso de paz de La Habana, Cuba, periódicamente el mandatario colombiano ha tenido que capotear los amagos de crisis generados por el Gobierno venezolano que suele apelar a los micrófonos antes que a las vías diplomáticas.
El incidente que encendió los ánimos fue la visita de Pastrana para participar en el foro “El poder ciudadano y la democracia de hoy”, organizado por la dirigente opositora María Corina Machado.
Aprovechando su estadía en Venezuela, tanto el expresidente de Chile Sebastián Piñera como Pastrana decidieron visitar en la cárcel al líder opositor Leopoldo López. Maduro acusó a los exjefes de Estado de estar confabulando contra su Gobierno.
Ante los señalamientos de que fuera objeto Pastrana, la Cancillería colombiana envió una nota en la que pedía respeto hacia el expresidente y recordaba que éste tenía derecho a visitar a quien considerara.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela le respondió a la Cancillería colombiana y más que bajarle la tensión al episodio, la aumentó.
“Lamentamos que la Cancillería avale posiciones contra la democracia venezolana y el Gobierno constitucional del presidente Nicolás Maduro, lo que constituye un retroceso peligroso en las relaciones bilaterales”, señaló el Gobierno de Venezuela.
Desviar la atención
El director de la Facultad de Ciencias Políticas de la UPB, Luis Guillermo Patiño, afirmó que estos ataques por parte de Venezuela hacia Colombia son un intento del Gobierno bolivariano de desviar la atención de la opinión pública de cara a la grave crisis económica política y social que vive ese país.
“En los lineamientos de la política exterior venezolana es normal tratar de buscar un enemigo externo al cual pueda culparse de los males que aquejan a esa Nación. Maduro ataca a Colombia para ganar popularidad exacerbando sentimientos nacionalistas y buscando un chivo expiatorio”.
Patiño considera que para el Gobierno colombiano ya no es tan importante mantener unas excelentes relaciones con Venezuela como hace unos dos años, debido a que el proceso de paz con las Farc en Cuba, en el que el chavismo jugaba un importante papel, ya tiene una dinámica propia y no depende tanto del apoyo de Venezuela.
A eso, según el académico, y al hecho de que Venezuela está pasando por un momento de debilidad en su política internacional por el acercamiento de Cuba con Estados Unidos, se debe el hasta ahora inusual reclamo del Gobierno colombiano al vecino país.