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Los humanos dan por sentada la Tierra. Resulta tan natural que muchas veces ni siquiera piensan en lo especial que es. Así mismo pasa con la respiración. “Si la población general supiera siquiera la mitad de lo que el planeta requiere para generar el oxígeno que se produce, vería cuán maravilloso e improbable es”, dice el astronauta Chris Hadfield en la serie documental de Netflix Una roca extraña (2018).
Y para saber cómo la falta de aire puede afectar la vida de la Tierra, quién mejor que Sofía Gómez Uribe, campeona mundial de apnea. Ella es la narradora del nuevo show fulldome (entorno inmersivo de proyección de video) del Planetario de Medellín, Arrecifes: reinos solares sumergidos.
“Los asentamientos humanos, costeros o no, dependen del coral”, dice Andrés Ruiz, coordinador del grupo de Astrobiología Ameba del Parque Explora. La astrobiología es una rama de la astronomía que explora las condiciones necesarias para que exista vida en el universo, y la Tierra es una especie de laboratorio.
Estas dos áreas del conocimiento tienen varias conexiones directas. Ruiz cuenta que “los arrecifes tienen un papel fundamental en la captura de CO2 de la atmósfera, ayudando a cambiar la composición atmosférica en un pasado remoto de la Tierra y a mantener la atmósfera actual”.
En el comunicado del Planetario se advierte que “los arrecifes coralinos, las construcciones más grandes y majestuosas hechas por animales que forman rocas de agua, luchan por sobrevivir” y que estos capturan más CO2 que los bosques y los reservorios de vida, “indispensables para nuestra supervivencia y la de millones de especies”.
Expertos de Explora y el Planetario recuerdan que los corales cubren menos del uno por ciento del océano, pero sostienen un cuarto de la vida marina.
Miguel Vásquez Vega, profesional de Astronomía y Visualización del Planetario de Medellín, invita a los habitantes de la ciudad a mirar para arriba, pero también inquieta con esta pregunta: ¿qué es más astronómico que el planeta en el que vivimos?
Los arrecifes coralinos son de tres tipos: las barreras de coral, los arrecifes de franja y los atolones, cuenta Ruiz, quien agrega que aunque parecen plantas, son una simbiosis entre pequeños animales llamados polipos y microalgas
La gran barrera de coral es muy sensible a los cambios de temperatura. “Por eso el calentamiento global la tiene en jaque, cuando la temperatura sube, los polipos expulsan las microalgas que tiene por dentro, perdiendo su color (dado por las microalgas) y a este proceso les llamamos ‘blanqueamiento del coral’, es decir, se enferman”, concluye Ruiz.
Con este nuevo show se aprende que los arrecifes de coral no son una cosa sino una comunidad viva en la que muchas especies prosperan. A aún no han muerto, pero están en riesgo. Se pueden recuperar si se atiende a los acuerdos para salvaguardar la seguridad climática del plane.ta