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Los millones de microbios que pueblan el intestino tienen un papel clave en la salud humana y este conocimiento ha abierto la puerta al uso de trasplantes de microbiota fecal (TMF) para tratar algunas enfermedades, una técnica que, advierte el científico Jeffrey Gordon, sigue siendo experimental.
“Se trata, los trasplantes de microbiota fecal, de un abordaje experimental que necesita de una estandarización sobre cómo seleccionar al donante y cómo caracterizar la comunidad microbiana para asegurar que está libre de organismos que puedan causar enfermedad”, señala a Efe este experto, para quien además tampoco se conocen aún bien las consecuencias a largo plazo de esta terapia.
Gordon se ha referido así a una alerta publicada hace unos días por la Agencia Federal de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, en inglés) sobre el uso de microbiota fecal para trasplantes y el riesgo de reacciones adversas graves provocadas por la transmisión de organismos resistentes a múltiples fármacos.
El aviso se ha hecho después de que dos pacientes inmunocomprometidos a los que se les practicó un trasplante fecal en un ensayo clínico desarrollaran infecciones bacterianas debido a la transmisión de organismos resistentes a varios medicamentos, lo que causó la muerte de uno de ellos, explica la FDA en su advertencia.
Según Gordon, son necesarios cribados más profundos para asegurar las muestras de los donantes. “Los trasplantes de microbiota fecal -repoblar el tracto intestinal de un paciente enfermo con bacterias sanas- pueden ser beneficiosos para tratar enfermedades, como algunos tipos de colitis, pero todavía son una terapia experimental”, insiste este licenciado en Medicina.
¿Qué es un trasplante de microbiota fecal?
De acuerdo con información de la Clínica Mayo del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, el TMF ayuda a reemplazar algunas bacterias “malas” en el colon por otras bacterias “buenas” con el fin de restaurar las bacterias buenas que han sido eliminadas o reducidas por el uso de antibióticos con el fin de ayudar al colon a combatir infecciones. Este procedimiento involucra recolectar las heces de un donante sano. El paciente podría ayudar a elegirlo. La mayoría de las personas escogen un miembro de la familia o un amigo cercano.
Una vez se hayan recolectado, las heces del donante se mezclan con agua salina y se filtran. Luego, se transfiere esta mezcla a su tracto digestivo (colon) mediante un tubo que pasa a través de un colonoscopio (un tubo delgado y flexible con una cámara pequeña). Las bacterias buenas también pueden introducirse al organismo con una sonda que va hasta el estómago a través de la boca. Otro método es tragar cápsulas que contenga heces secas y congeladas de un donante.
Las investigaciones del biólogo Jeffrey Gordon
Gordon se encuentra en Bilbao (norte de España) para recoger el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Biología y Biomedicina, precisamente, por su descubrimiento fundamental de la importancia de la comunidad microbiana intestinal para la salud.
Este investigador de la Universidad de Washington en San Luis (Misuri, EEUU) y su equipo fueron los primeros en demostrar la importancia de la microbiota intestinal en la regulación de la fisiología animal, un hallazgo tras el que muchos grupos científicos han demostrado que los microorganismos del intestino desempeñan un papel central en la salud y en enfermedades como la obesidad.
También en la diabetes o en la enfermedad inflamatoria intestinal y podrían tener importantes implicaciones en la patogénesis de enfermedades neurológicas y en la respuesta a fármacos.
Gordon también ha corroborado que las consecuencias a largo plazo de la malnutrición en los niños, como fallos en el desarrollo neurológico, en el sistema inmune y en el crecimiento óseo, no solo dependen de la dieta sino también de tener una microbiota o no sana.
Y es que, según explica este científico, lleva unos dos años la formación de la microbiota intestinal tras el nacimiento y luego esta cambiará en función de lo que comemos y a lo que nos exponemos, como a los antibióticos: “la microbiota no es una identidad fija”.
Para conocer mejor esto y su relación con la malnutrición, Gordon ha puesto en marcha un proyecto en Bangladesh con niños de entre 12 y 18 meses a los que se les hace un seguimiento y del que espera ver los primeros resultados en verano. Este estudio llega después de los realizados por este investigador y su equipo en modelos de ratón.
Sus investigaciones se centran en averiguar qué es lo normal en las comunidades de microbios intestinales, cuáles son las desviaciones de lo normal y si estas están detrás de enfermedades.
Este investigador admite que el campo de investigación del microbioma (conjunto de genes de los microorganismos presentes en el organismo) o de la microbiota (el conjunto de microorganismos, principalmente bacterias) está en fuerte expansión, pero pide cautela porque aún queda mucha investigación básica por hacer y muchos estudios humanos “bien controlados” que corroboren lo hallado.