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Al medio día de ayer la calle San Juan, al frente del Centro Administrativo La Alpujarra, estaba cerrada. Sentados, de pie o bailando, cientos de personas esperaban a que iniciara la celebración del Día del Orgullo Gay, un evento que se realiza en gran parte del mundo.
Esta vez el recorrido fue por la carrera Cundinamarca hasta el Parque de los Deseos, donde las miles de personas que caminaron por la ciudad se congregaron para celebrar la diversidad.
Las banderas de arco iris ondearon por todo el camino, la música hizo bailar a algunos y otros prefirieron hacer un recorrido silencioso con mensajes como “no somos locas, ni maricas, somos homosexuales y tenemos derechos”.
Humberto Tobón, director ejecutivo y coordinador y vocero de la mesa de derechos humanos del Valle de Aburrá no estuvo de acuerdo con que la marcha fuera por Cundinamarca, y manifestó que lo que querían era invisibilizarlos al no hacer el recorrido por la Avenida Oriental.
Humberto rescató que el fundamento de una marcha de estas es hacer un ejercicio de visibilización organizado por los Lgbti para toda la ciudadanía, “para que al menos por un día, mirándonos a los ojos, nos encontremos y cada uno pueda expresar su afectividad sin ningún tipo de temor y así transformar los imaginarios sociales”.
Son 20 años desde que se hizo la primera marcha en Medellín. La de ayer contó con el apoyo de organizaciones sociales, mesas barriales, y distintos colectivos que se unieron para crear la Alianza Lgbti por Antioquia.
Para Mauricio Alzate, miembro del comité académico y político de la Alianza Social Lgbti por Antioquia, marchar no solo era un asunto para encontrarse, según él se trataba de asumir decisiones políticas de lo que les está pasando en la ciudad y el departamento.
“Marchamos por Cundinamarca, pero no nos cerramos a que las próximas sean por otras calles. Estamos es para construir y concertar. Nosotros los Lgtbi le apostamos a la paz y a la vida. Aún hay muchas cosas por resolver, por eso estamos acá para decirles que nuestra diversidad sexual no puede limitar nuestros derechos”, señaló Mauricio.
Entre los miles de personas que marcharon, se sintió la voz de Gloria Ruiz, “la mamá Fauds”, quien manifestó que en este momento siente que hay una transformación con la población Lgbti y los activistas en Medellín. “Las nuevas generaciones están tomando la vocería de los derechos humanos con un sentido muy distinto al de antes”.
Fauds (familiares y amigos unidos por la diversidad sexual y de género) estuvo presente por quinta vez en la marcha con su característica de caminar con mamás, papás y amigos no Lgbti. Así contó Pablo Correa Pinto, su coordinador.
Gloria, por ejemplo, no es Lgbti, es madre de un hombre homosexual, pero según ella “todos tenemos una responsabilidad social con respecto a la marcha de derechos humanos de la población Lgbti porque estamos hablando de hijos, hijas, familiares, personas que están en todos los hogares y a los que tenemos que acompañar”.