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El final de un día que se presumía iba a ser de relativa calma en Israel y Palestina (en comparación a la violencia que marcó los anteriores), se tornó sangriento con la muerte de tres personas, un soldado israelí, un ciudadano de Eritrea y un atacante palestino, tal como más de seis heridos en la ciudad de Beer Sheva .
El agresor irrumpió en la estación central de buses de dicha urbe —ubicada al sur de Israel—, para abrir fuego contra los presentes. La seguridad se había reforzado en el lugar, por lo que fue dado de baja poco después por la policía. No obstante, ya el daño estaba hecho.
“El terrorista palestino llegó con una pistola, disparó a un agente, le robó su arma y comenzó a disparar a otros cuando se encontró con las autoridades”, resumió el jefe del distrito sur de la Policía, Yoram Halevy.
En cuanto al eritreo muerto, medios internacionales informaron que fue asesinado por los guardias israelíes, que equivocadamente pensaron que se trataba de un segundo terrorista en el lugar.
Tal como informó la agencia EFE, “durante el incidente, decenas de israelíes se concentraron a las puertas de la estación para tratar de impedir la evacuación del atacante herido, en medio de gritos de ‘muerte a los árabes’”.
Con los incidentes de ayer en Beer Sheva, el saldo de muertos de esta nueva escalada de tensiones llega a ocho israelíes y 42 palestinos.
Así, mientras no cesa la violencia entre palestinos e israelíes, Francia estudia proponer ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que la ciudad santa de Jerusalén —núcleo de la que muchos ya llaman la Tercera Intifada—, quede bajo control de fuerzas internacionales de paz, para garantizar la convivencia pacífica entre credos.
Frente a una propuesta que tuvo eco mundial, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, expresó su rechazo:
“Israel no puede aceptar el proyecto de resolución francés ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. No menciona la incitación palestina; no menciona el terrorismo, y llama a la internacionalización del Monte del Templo (como denominan los judíos al recinto sagrado)”.
Francia presentó el pasado viernes el borrador de un texto —que aún tiene que ser debatido—, pidiendo el envío de observadores internacionales de la ONU a los lugares santos de Jerusalén, informó el diario Le Figaro el sábado.
Por su parte, Palestina coincide en la necesidad de una intervención internacional para detener la “agresión” israelí “contra el indefenso pueblo palestino y sus templos”, según su representante ante la ONU, Riyad Mansur.
Para el internacionalista y docente Hasan Turk, “lo cierto es que los jóvenes palestinos han llevado su descontento a las calles y están llamando a una Tercera Intifada. Por este motivo, con todos los hechos demostrando que esta escalada va a durar, la comunidad internacional tendrá que poner cuidado al tema y buscar salidas, aún con su atención puesta en otro lado, en Siria”.