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Fue un ataque al periodismo

  • Periodistas del continente manifestaron su solidaridad con el diario El Comercio y los familiares de las víctimas. FOTO EFE
    Periodistas del continente manifestaron su solidaridad con el diario El Comercio y los familiares de las víctimas. FOTO EFE

En Colombia no moría un periodista en cautiverio desde el 26 de diciembre de 1993, cuando el ELN asesinó a Danilo Alfonso Baquero. Y en Ecuador no hay antecedentes de un hecho como el que enluta hoy a ambos países.

El periodista Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas y el conductor Efraín Segarra, del diario El Comercio, buscaban verdades en la frontera, habían conocido de la difícil situación que vivían los habitantes de Mataje, en la provincia de Esmeraldas (Ecuador) .

Esperaban contarle a su audiencia, desde un relato humano, cómo sobrevivían quienes de un momento a otro se enfrentaban al terror producido por un grupo armado que llegaba desde Colombia. Ya la disidencia de las Farc, al mando de alias Guacho, había causado la muerte a tres policías ecuatorianos.

Es por eso que el secuestro, y posterior asesinato de ese equipo periodístico es un atentado contra la libertad de prensa, contra el derecho a la información de los ecuatorianos y, en este contexto globalizado, del mundo.

“El asesinato es la forma de censura más extrema. Los integrantes del Frente Oliver Sinisterra actuaron en contra de todos los estándares internacionales humanitarios y de libertad de prensa”, señaló la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP).

La Sociedad Interamericana de Prensa aseguró en una comunicación enviada al presidente ecuatoriano, Lenin Moreno, que este “no solo es un atentado directo a la integridad física y a la vida de las víctimas, sino también al derecho de todos los ecuatorianos a la información”.

El problema, además, es que esta situación no es única. La Relatoría especial para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos informó que entre todas las formas de silenciamiento, la violencia física, la amenaza, el secuestro y los asesinatos se han vuelto a repetir como la forma más severa de coartar la libertad de expresión y afectar los derechos fundamentales de los comunicadores.

“Durante 2017, más de un tercio de los incidentes registrados por la Relatoría especial están relacionados con actos de violencias, entre estas agresiones hay que condenar la muerte de 22 comunicadores, más de 200 periodistas agredidos y 50 medios de comunicación sufrieron ataques”, señala en un informe.

Civiles: protección especial

“La toma de rehenes y la muerte de civiles es un acto condenable desde cualquier punto de vista”, aseguró Christoph Harnisch, jefe de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), quien aprovechó la coyuntura para llamar a los grupos armados a que respeten las normas humanitarias internacionales.

El Derecho Internacional Humanitario es explícito en señalar que los civiles que se encuentran bajo el poder de fuerzas enemigas deben recibir un trato humano en todo momento, sin distinciones de índole desfavorable. Deben estar protegidos contra todas las formas de violencia y tratos degradantes, incluidos el homicidio y la tortura.

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