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Diego Aristizábal
Columnista

Diego Aristizábal

Publicado

Me duele Bogotá

Por

diego aristizábal

desdeelcuarto@gmail.com

Recuerdo que alguna vez fui a Bogotá y me sorprendió tanto esa ciudad que deseé vivir allá algún día. Eran los tiempos de la cultura ciudadana, de la pedagogía eficiente de Mockus y yo era un adolescente. El deseo se me cumplió años después, pero cuando me bajé del avión y recorrí una calle 26 destruida percibí un comportamiento agresivo en no pocos ciudadanos. ¿Qué había pasado en esta ciudad? Eran los días terribles de Samuel Moreno y la capital parecía muerta en vida.

La semana pasada leí en El Tiempo un titular que me dolió: “Bogotá se ha vuelto la capital del egoísmo”, y las razones que daba el editorial iban desde la falta de civismo de sus habitantes hasta la responsabilidad que bordea el Código Penal. Mientras viví allá, pensaba todo el tiempo cómo era posible que la gente fuera capaz de vivir así: personas que tardan dos o tres horas para llegar a sus lugares de trabajo, unas calles sucias y repletas de huecos, una nube densa de humo gris flotando siempre sobre la ciudad, un comportamiento lamentable de las personas que manejan, una voz de alerta siempre que se camina o se monta en bus. Bogotá me dolía todo el tiempo.

A veces, la contemplaba los domingos desde una terraza en el oriente de la ciudad, y a los atardeceres, al hermoso centro histórico, a esa arquitectura increíble de la carrera décima, a su inmensidad les decía cosas bonitas para que sanara un poco. Nunca perdí la esperanza en Bogotá, no la pierdo todavía, pero ese deslumbramiento, ese regocijo en un día apacible no me hacían olvidar lo difícil que era vivir allá.

Hace poco conversaba con un bogotano y le decía, le enfatizaba que vivir en Bogotá en este momento era “terrible”, terrible porque no ofrece calidad de vida, porque es inhumana bajo una supuesta alcaldía que dice ser “humana”, porque es peligrosa, descuidada, impulsiva o como bien dice el editorial de El Tiempo, es egoísta. El peor mal de las personas que viven en Bogotá es que todo el tiempo creen que la culpa siempre es de los demás, nunca de ellos, se les olvida que las acciones de unos repercuten gravemente en la vida de los otros, por eso vemos lo que vemos en los noticieros, por eso un puente que se cae sencillamente acentúa los peores sentimientos, nos hace creer que las cosas no van a cambiar.

Bogotá tiene todo para ser una ciudad maravillosa, los que viven allá se lo merecen. Bogotá debe ser una apuesta colectiva, lo mejor de todas las regiones que llegan a la “meca” y sueñan con que sus vidas cambien; por lo pronto, quienes dicen que esta ciudad no es tan terrible, como mi amigo rolo, es sencillamente porque desde hace muchos años viven por fuera y no la padecen.

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