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Quizás sea porque tenemos menos hijos y más energías para atenderlos o mimarlos; o porque estamos tan empeñados en que sobresalgan en todo que nos duele que no lo logren; o porque nos molesta verlos enojados; o porque les damos más gusto que nunca para que sean muy felices, pero lo cierto del caso es que hoy en día los niños no toleran que las cosas no sean como ellos quieren o sueñan y no saben aceptar un ¡no!
A decir verdad, los niños no nacen así sino que se vuelven así o, mejor dicho, los volvemos así. Como cada vez los mimamos más y les damos más gusto, su tolerancia a la frustración es casi nula. Esto ha dado lugar a que ellos ya no acepten nada que los contraríe o les desagrade y que por eso reaccionen en forma desproporcionada.
Hay que tener en cuenta que, el que sean malos perdedores, no indica que no son malas personas... solo son niños frustrados y furiosos. Todos cometemos errores y los niños más que nadie porque son aprendices en todas las artes de la vida. Lo importante es ayudarlos a entender sus equivocaciones como una falla humana que deben superar, a la vez que recordarle sus habilidades y puntos fuertes para restituirles la confianza en sí mismos.
Es más apropiado ignorar la intolerancia a la frustración de los hijos que reprochárselas en el momento en que han fracasado. Una vez que se calmen y se recuperen de su desilusión, podemos hablar al respecto con ellos y lograr que recapaciten sobre su forma de proceder.
Darle mucha importancia a la forma en que el niño progresa más que a los puntajes con que supera a los demás, enfatizar su esfuerzo en lugar de su habilidad para derrotar, y ayudarle a comprender que los errores no son un fracaso sino una oportunidad para aprender, les ayuda a desarrollar la seguridad en sí mismos, las herramientas y las cualidades que necesitan para triunfar, no sólo en cualquier competencia, sino en todos los frentes de su vida. Además, los fracasos, como todas las adversidades que enfrentamos en la vida, son una ocasión ideal para revisarnos, crecer y mejorar como seres humanos. Recordemos que en las victorias podemos ver los talentos de las personas, pero es en las derrotas donde reconocemos sus grandes virtudes.
