Alertan por posible desbordamiento de camas pediátricas en Antioquia
Especialistas médicos explican que hay riesgo de congestión en estos servicios. Entre 2018 y 2021 se desmantelaron 185 camas.
Comunicador Social - Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana. He trabajado para medios como Radio Bolivariana y El Tiempo. Hago parte del Área Metro e investigo temas de gobierno, política, salud, servicios públicos e historia. Creo en la importancia del periodismo para vigilar al poder.
La llegada de la segunda temporada de lluvias y el regreso de los niños a las clases presenciales reavivó entre especialistas y líderes del sector hospitalario la preocupación ante un posible desbordamiento de los servicios pediátricos en Antioquia.
La reducción sostenida en la oferta de camas pediátricas durante la última década y los problemas financieros con los que continúan cargando los principales centros de salud, son algunos de los factores más preocupantes.
Andrés Aguirre Martínez, director del Hospital Pablo Tobón Uribe y presidente de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, advierte que, aunque la contracción de los servicios pediátricos se remonta varios años atrás, a raíz de la pandemia ese fenómeno se incrementó.
Tras el inicio del confinamiento, el cierre de los colegios y la permanencia de los niños en sus casas redujeron los casos de infecciones respiratorias y accidentes. Por esta razón, la demanda sobre los servicios pediátricos se redujo y los hospitales ampliaron su oferta para los adultos.
Aunque durante la vigencia de los cierres esta estrategia funcionó, el proceso de reactivación económica y el regreso de los niños a los colegios dio un vuelco al panorama.
Las razones de la alerta
José Alberto Betancur Vergara, presidente en Antioquia de la Sociedad Colombiana de Pediatría, divide en dos los principales riesgos en salud infantil que hoy preocupan.
Por un lado, el inicio de la temporada de lluvias incrementó la probabilidad de enfermedades respiratorias causadas por el virus de la influenza o el virus sincitial. Y por otro, el regreso de los niños a los colegios incrementó el contacto de unos con otros, lo que también podría potenciar la transmisión de esas enfermedades u otras afecciones como la diarrea.
“El cierre de esas camas, ya sea por reorganización de camas o de infraestructura, podría llevar a una sobreocupación de los servicios pediátricos de la ciudad”, alertó Betancur Vergara.
En el radar también entra un incremento en la presión de los servicios de obstetricia, a causa de un repunte en los partos que históricamente suele producirse en el departamento entre agosto y septiembre.
Los alcances del cierre
Aunque todas las fuentes consultadas coinciden en que los servicios pediátricos se han reducido, la fragmentación de la información entre las diferentes instituciones del departamento y los retrasos que pueden presentarse en los reportes que estas hacen al departamento y la nación hacen difícil llegar a una cifra exacta.
Luis Alberto Martínez Saldarriaga, director ejecutivo de la Asociación de Empresas Sociales del Estado de Antioquia (AESA), precisa que de acuerdo con un inventario que hizo esa institución la capacidad instalada del departamento en pediatría se viene contrayendo desde hace nueve años.
Tan solo entre 2012 y 2018, las salas de parto pasaron de 182 a 153 (16 % menos), las camas de obstetricia de 1.054 a 919 (13 % menos) y las camas de cuidado intermedio neonatales de 195 a 153 (22 % menos).
En cuanto a las camas pediátricas generales, los cálculos de Aesa mostraban que habían pasado de 1.293 en 2012 a 1.208 en 2018. Sin embargo, según el último reporte del Ministerio de Salud con corte al pasado 21 de septiembre, ese número había caído a 1.023, lo que equivale a 185 camas desmanteladas en menos de cuatro años.
Aunque para el sector salud es clara la necesidad de revertir esa tendencia, la crisis financiera que lo aqueja, profundizada por la pandemia desde marzo pasado, hace que el camino para encontrar una solución aún se proyecte largo.
Según explica Martínez Aguirre, el problema central consiste en que las tarifas acordadas con las aseguradoras hacen que la prestación de la mayoría de los servicios pediátricos genere pérdidas para los hospitales.
Pese a que en el caso del Hospital Pablo Tobón se inicio un proceso gradual de reapertura de esos servicios, Aguirre enfatiza en que el panorama financiero sigue siendo muy adverso.
En el caso de los hospitales públicos, aunque en teoría dependen de los recursos del Estado, Martínez Saldarriaga señala que el estrecho margen que dejan los servicios pediátricos, hacen que su prestación ponga en jaque la sostenibilidad de las instituciones.
“Los servicios no funcionan de acuerdo a las necesidades de la población. Hay un sistema fragmentado, en donde cada hospital y clínica trata de solucionar su problema por su lado”, cuestiona Martínez, quien alerta que eso recortes no solo afectan los servicios pediátricos, sino a todos en los que el margen de utilidades sea estrecho.
Para conocer el balance y las fórmulas que se estudian para anticiparse a una congestión departamental, este diario consultó a la Secretaría Seccional de Salud de Antioquia, pero hasta el cierre de esta edición esa entidad no había contestado.
Desde el nivel municipal, la Secretaría de Salud de Medellín aseguró que a raíz del cierre de las camas de Cuidados Intensivos que varios hospitales iniciaron tras la reducción de los enfermos críticos por la covid-19, se espera ampliar la capacidad para niños.
En el caso de la capital antioqueña, mientras en febrero de 2020 habían 879 camas pediátricas, con corte al pasado martes 21 de septiembre esa cifra era de 790.
“(...) previa revisión por parte de las IPS, se están inactivando y /o cerrando las camas de adultos que se habilitaron de manera transitoria para atender la demanda por covid-19, con el propósito de activar las de pediatría que se cerraron”, aseguró esa secretaría en un pronunciamiento escrito.
La pandemia no mitigó la crisis
Tanto los hospitales públicos como privados en Antioquia, cerraron el año pasado con problemas financieros. El Grupo de Clínicas y Hospitales, que reúne a las 17 instituciones más grandes del departamento, reportó que el monto que las aseguradoras les adeudan cerró en diciembre de 2020 en $1.6 billones. En materia de facturación, ese mismo grupo reportó que pese a la presión que trajo la pandemia, esta pasó de $2,7 billones en 2019 a $1,6 billones el año pasado, lo que equivale a una reducción del 16,4 %. Desde marzo de 2020, los hospitales también fueron golpeados por un encarecimiento de sus insumos.