En Urabá construyen viviendas inmunes a las inundaciones
El proyecto se desarrolló en varias veredas de Currulao, corregimiento de Turbo. Las casas habían sido arrasadas en el invierno de 2010.
Periodista egresado de UPB con especialización en literatura Universidad de Medellín. El paisaje alucinante, poesía. Premios de Periodismo Siemens y Colprensa, y Rey de España colectivos. Especialidad, crónicas.
Con llanto en sus ojos, pero ese llanto de alegría pura, Ayda González le agradeció a Antioquia Presente que le hubiera donado una casa en su propia finca de la vereda Puerto César, de Turbo, con la cual pudo abandonar la “vivienda” de plástico que tenía en un andén de Currulao.
“Dios les pague, estaré agradecida toda la vida”, dijo Ayda.
Recordó que en la ola invernal de 2010 hubo una inundación tan descomunal que se llevó todas las casas: “quedé encima de un techo y un hermano me rescató en lancha. Luego me fui a Currulao y viví en una acera, en una casita de plástico que armaba en las noches”, relató.
Tras vivir eso, ¿cómo no iba a llorar de emoción al recibir las llaves de una nueva casa firme, segura y en su tierra?
“Es que nosotros estamos en medio de dos ríos: el Guadualito y el Currulao, y en esa temporada invernal a todos se nos llevó las casas y los cultivos y quedamos fue de limosna”, recordó Elías Sánchez, un hombre de 39 años que, sin saberlo, fue el salvador del proyecto de vivienda de Antioquia Presente en su vereda, pues este estuvo a punto de enterrarse por trabas que lo hacían irrealizable.
“Para estas viviendas tuvimos terrenos de Unibán y de Fundaunibán, pero por dificultades de POT o de la necesidad de construir un sistema de acueducto y alcantarillado no se podía ejecutar, pues esa sola obra se llevaba toda la plata”, explicó Margarita Inés Restrepo, directora ejecutiva de la Corporación Antioquia Presente que, acompañada de Corbanacol y Fundaunibán, socias de este proyecto, hizo entrega de las casas a los 28 beneficiarios, todos de distintas veredas del corregimiento Currulao, de Turbo, en la región de Urabá.
Detalló que cuando el proyecto estaba casi muerto y los dineros se invertirían en otro lugar, se fue a recorrer el territorio, a buscar soluciones y las halló de la forma más inesperada: “Vimos una casa levantada sobre unas columnas, muy firme e inmune a las inundaciones y dijimos: esto es lo que tenemos que hacer, levantar así las viviendas y dejar que la gente siga viviendo en su territorio y con su unidad productiva como fuente de supervivencia”.
La vivienda ejemplar
La casa que observaron fue la de Elías, que él había levantado con su propio esfuerzo y que sirvió de refugio cuando llegaron otras inundaciones.
“En mi casa se alojaron hasta 25 personas cuando ocurrió la inundación”, relató Elías.
La señora Restrepo explicó que prácticamente las 28 viviendas son proyectos individuales, pues se construyeron en cada predio, la mayoría fincas de 2 o 3 hectáreas de plátano y separadas entre sí por varios kilómetros.
“Las casas se llaman palafíticas porque están levantadas del suelo, a 2,10 metros de altura, lo que hace imposible que las coja una inundación, y tienen columnas con abundante hierro y concreto que garantizan estabilidad”, detalló Jorge Pérez, ingeniero de Obyplán, firma que desarrolló el proyecto en la zona.
Son viviendas de 48 metros, con dos habitaciones, sala, cocina y espacio en la parte inferior para habilitarlo como empacadero de plátano, el producto que se dedican a cultivar la mayoría de familias de la zona.
“Cuando hay entidades unidas son capaces de impactar en las comunidades, esta en particular se merece todo porque ha sido víctima de la violencia y la naturaleza”, subrayó Juan Laverde, gerente de Corbanacol.
Gabriel Márquez, gerente de Fundaunibán, invitó a las familias a convertir las casas en espacios para la convivencia.
“Estas han sido comunidades muy golpeadas por la violencia, nuestra intención es construir comunidad, ayudar a formar personas y hogares felices, y eso es lo que estamos trabajando acá”, expresó Márquez.