Antioquia

Beber en exceso destruye hogares y genera accidentes

Violencia intrafamiliar, accidentes de tránsito y vidas destruidas son consecuencias de su consumo.

Periodista egresado de UPB con especialización en literatura Universidad de Medellín. El paisaje alucinante, poesía. Premios de Periodismo Siemens y Colprensa, y Rey de España colectivos. Especialidad, crónicas.

15 de agosto de 2016

Ana Girlesa* acaba de ajustar tres meses sin beber un trago de aguardiente. Dice estar feliz, pero a la vez mantiene la tensión de una recaída, aunque haber recuperado a su niña de cuatro años la motiva a hacer el mayor esfuerzo por no caer en la tentación. El trago ha sido su desgracia, lo admite.

“A mi niña me la devolvieron de Bienestar (Icbf), pero con la condición de que no vuelva a beber. Por mi trabajo no he podido compartir mucho con ella, pero el poquito tiempo lo disfruto al máximo”, cuenta Ana Girlesa en una sesión de un grupo de Alcohólicos Anónimos de Medellín, ante ocho personas.

Nadie la interrumpe. Parece que la mejor terapia para ella y los demás es hablar, contar sus dramas, algo así como sacar los demonios que llevan dentro, pero también hacer saber sus esfuerzos, los sacrificios y dejar claro que aceptan su condición de alcohólicos y que reconocen que el consumo excesivo, dependiente, es nocivo para su salud y sus vidas.

“Yo estuve hospitalizada en centros de reposo. Me mandaron pruebas neurológicas y me salieron bien, cinco veces me he internado en centros de rehabilitación, en Carisma, en El Faro, La Luz, pero no dio frutos, y a los 16 años conocí a Alcohólicos Anónimos, porque nadie pudo ayudarme y creo que ha sido mi solución. Yo cuando bebía era un desastre”, confiesa esta mujer, de cabello rubio, de unos treinta años y quien no ha podido ser plenamente feliz desde que, en su juventud e inducida por una hermana, inició el consumo de alcohol. Tenía menos de 15 años cuando ya celebraba todo al son de unos tragos.

El Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Colombia 2013 (el último sobre el tema) aporta información que amplía el conocimiento de la situación de consumo de la población general entre los 12 y 65 años.

Según el mismo, “el alcohol y el tabaco son las sustancias de mayor consumo en el país”. En alcohol, el reporte del consumo en el 20 % de la población se ubica en las edades entre los 12 y 17 años.

Además del anterior, está el Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Escolar Colombia - 2011, que buscó medir la magnitud del consumo de sustancias psicoactivas en la población escolar entre los 11 y 18 años y determinar factores asociados.

La investigación halló que 40 % de los escolares entre 11 y 18 años declaró haber bebido alcohol en el último mes. Dos de cada tres escolares de Colombia, representados en este estudio, manifiestan haber consumido alguna bebida alcohólica en su vida (vino, cerveza, aguardiente, ron, whisky u otras), siendo la cerveza la de mayor uso.

El mayor porcentaje de consumo de alcohol se registra entre los estudiantes del último grado (60 %), con un significativo mayor uso entre estudiantes de establecimiento privados (44,1 %) que públicos (38, 4%).

Otra conclusión del estudio fue que Boyacá, Antioquia, Risaralda, Bogotá y Caldas (entre 45 % y 50 %) son los territorios con los más altos niveles de uso. Las menores prevalencias -entre 24 % y 25 %- están en Sucre, Magdalena y La Guajira.

Inicios tempraneros

Son múltiples los efectos que trae el consumo desmedido de alcohol.

El concejal de Medellín Ramón Emilio Acevedo, profesional de la sicología, en una sesión de la corporación sobre las violencias sexual e intrafamiliar, llamó la atención sobre la casi relación directa que hay entre el consumo de alcohol con estos dos fenómenos, que representan graves problemas en la sociedad antioqueña.

“En 2015 se denunciaron 8.739 casos de violencia intrafamiliar y hay miles de casos que no se denunciaron. Pero también estoy seguro de que en casi todos los casos hay consumo de drogas y alcohol asociadas. Más del 45 % de los padres incestuosos tienen historia de dependencia del alcohol. Y casi el 50 % de las mujeres que consultan por consumo o dependencia del alcohol tienen sobre sí una historia de haber sido víctimas de abuso sexual”, denunció el corporado, que llamó la atención sobre los efectos que el consumo de alcohol, a temprana edad, tiene en el rendimiento escolar de los niños y jóvenes.

Lina María Pareja Hincapié, profesional especialista de apoyo de la Secretaría de Salud de Medellín en la línea de Reducción del consumo de sustancias psicoactivas, advierte que Medellín (87.8%) presenta la condición de estar por encima del nivel de consumo nacional de alcohol, que es de 87.5 % .

Sostiene que en términos de edad, en la capital antioqueña se están iniciando consumos de sustancias legales de cigarrillo y alcohol, así como de marihuana, a los 17 años y medio, similar al consolidado Nacional. Sin embargo, se observa que en los estimulantes, la edad de inicio es muy inferior a la edad nacional, de 20 años para Colombia, contra 17 años en Medellín.

“El consumo de bebidas alcohólicas constituye un problema de salud pública, con consecuencias adversas en la salud individual, en la integración familiar y en el desarrollo y la estabilidad social. Asimismo, el consumo nocivo de alcohol crea una carga sanitaria, social y económica para el conjunto de la sociedad”, subraya la funcionaria.

Precisa que el alcohol es una droga que genera dependencia y se convierte en la puerta de entrada para otras drogas, es un problema de relevancia a nivel mundial por su prevalencia y repercusión con consecuencias de enfermedad y muerte.

“En cuanto al efecto del alcoholismo en las familias, las consecuencias desencadenan dificultades en su organización, costumbres, actividades cotidianas y relaciones afectivas. Es por ello que los padres deben, desde temprana edad, ser un factor protector que evite al máximo que los hijos puedan desencadenar problemas de alcohol”, señala.

Sugiere que en los hogares, entre padres e hijos, deben fortalecerse los lazos de comunicación y afecto y estimular el amor y la comprensión, entre otros.

¿Brindar por todo?

A sus 27 años, Marta Carolina* se duele de haber caído un día en las garras del alcohol. Era fácil que eso pasara, pues su ambiente familiar no fue el más sano en lo que se refiere a adicciones.

“A mi papá nunca lo vi lejos de una cerveza, se emborrachaba con petacas, y mi hermana lleva 15 años asistiendo a Alcohólicos Anónimos. Ella me indujo a venir”, confiesa esta mujer joven, a quien la adicción al licor solo le ha traído dolor, tragedias.

Isaías*, compañero de la misma sesión del grupo de AA de Medellín, reconoce que llevar 5 años, 9 meses y 1 día sin beber una gota no lo exime del riesgo. Admite que cayó a lo más bajo, a mezclar licor y drogas y no poder vivir sin una botella de “chirrinchi” (aperitivos adulterados) en su mano.

“Como alcohólico, mi mundo era sórdido, me movía en la ludopatía (juegos de azar y casino), las putas y la rumba, todo era desorden y en esas tenés a todo mundo a tu lado”, acepta, pero también reniega de los males que esa vida deja.

“Muchas veces veo amigos y amigas en la calle que no superan la tragedia y mejor ni me les acerco”, sostiene. Los compañeros lo aplauden al finalizar su charla. Otros dos hombres confiesan que son alcohólicos y que el licor los llevó a perder sus hogares y sus fortunas, porque cuando sus vidas eran de opulencia, todo era motivo para celebrar.

“Si peleaba con la novia, era brindar. Si grababa un disco, celebraba tomando. Y si algo me salía mal, también había que tomar, es una compulsión que no se puede frenar, perdí a mis hijas y apenas las estoy recuperando”, narra un compositor y maestro de música.

El antropólogo Gregorio Henríquez subraya que la cultura paisa está asociada al consumo de alcohol y todo lo celebra bebiendo.

“Los ritos de iniciación se celebran con ingesta de licor: los 15 años, los 18, la graduación y cada vez se consume desde más temprana edad”, apunta Henríquez.

Y se bebé sin disciplina: en la calle, los parques y hasta en las tribunas de un estadio. Días especiales como de la madre, amor y amistad o diciembre se celebran con tragos y terminan en tragedia. .

La celebración del Día de la Madre este año (8 de mayo) terminó con 199 riñas familiares en Medellín y el Valle de Aburrá, informó en su momento el subcomandante de la Policía Metropolitana, coronel Carlos Alberto Wilches. Añadió que cuatro personas quedaron lesionadas. La noche anterior hubo tres homicidios, dos de ellos con arma blanca.

Accidentalidad, el flagelo

Uno de los problemas en los que mayor impacto tiene el consumo de alcohol es el de la accidentalidad.

Mario Andrés Ramírez, subsecretario de Control y Seguridad Vial de Medellín, asegura que este año han sido sancionadas 1.433 personas por conducir en estado de embriaguez. Manifiesta lo preocupante que es que de cada 100 personas que van en la vía, cinco conduzcan con algún grado de alcohol encima.

“Es un riesgo muy alto. Por eso se les recalca tanto a los conductores de moto, de automóviles o de bicicletas, conducir sin un solo trago de alcohol en el cuerpo, hay que entregar las llaves”.

Recuerda que como todos los organismos reaccionan diferente al consumo, es mejor que las personas eviten manejar cuando sean conscientes de que han ingerido cualquier tipo de trago.

“Una copita en el almuerzo, una cerveza, todo suma y no todos los organismos son iguales. Para conducir hay una responsabilidad muy grande y se necesitan los cinco sentidos para mejorar los reflejos y el comportamiento en la vía”, recomienda el funcionario.

Según los últimos reportes entregados a EL COLOMBIANO, en distintos operativos se habían revisado 29.025 personas, de las cuales se sancionó a 1.433. Según cálculos de la Secretaría de Movilidad basados en las cifras de accidentalidad, cerca del 20 % de las personas que van por las vías en estado de embriaguez sufrirá algún tipo de accidente.

De allí que no se baja la guardia en este tema y en lo corrido del año van más de 200 operativos contra la embriaguez en las vías.

Hugo Gallego Rojas, toxicólogo, en el blog de Sura, señala que las manifestaciones más importantes de la intoxicación etílica aguda son los cambios en la conducta, “como la desinhibición de impulsos sexuales o agresividad, cambio del estado de ánimo, irritabilidad, deterioro de la capacidad de juicio y de la actividad social o laboral”.

Cuando el alcohol hace efecto, en la visión se produce el fenómeno de la diplopía (visión doble). También se pierde el cálculo de la distancia, lo que hace a la persona susceptible de tener accidentes si maneja vehículos, maquinaria o equipos que requieran todos los sentidos.

(*)Nombres cambiados por petición de los entrevistados, que deben aparecer como anónimos.