Antioquia

Ya ordenaron cerrar los helipuertos de Guatapé: ¿siguen los de Medellín?

El Consejo de Estado dejó en firme un fallo que ordenaba el traslado y cierre de dos helipuertos en Guatapé por el ruido que generan.

Estudió Comunicación Social y Administración de Negocios en la Universidad Eafit. Llegó a El Colombiano en 2022 para escribir crónicas y reportajes, y ahora hace parte del Área Metro. Antes trabajó haciendo pódcast.

hace 55 minutos

Volar en helicóptero se ha convertido desde hace años en uno de los planes predilectos de los turistas en Medellín. La oferta es cada vez más amplia y variada: operadores aeronáuticos y turísticos ofrecen planes que van desde los $300.000 (menos de 80 dólares) por recorridos de 10 a 15 minutos para sobrevolar el embalse de Guatapé o la comuna 13 de Medellín, hasta recorridos de varias horas por el Oriente o el Suroeste.

Hay planes para celebrar el cumpleaños o pedir matrimonio e incluyen, por supuesto, una galería de fotos que es casi siempre la motivación para subirse a un helicóptero durante un cuarto de hora.

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De todos estos, el predilecto es el sobrevuelo al embalse de Guatapé y a la piedra de El Peñol. Un filtro natural inmejorable en la región que, por supuesto, dispara los likes en las fotos. De hecho, este fue el sobrevuelo con el que la mayoría de operadores empezaron los recorridos en 2019 y es el que más demanda tiene.

Incluso, este año Tripadvisor, la plataforma de turismo más importante del mundo, incluyó el sobrevuelo en helicóptero por Guatapé dentro del 10% de las mejores experiencias del mundo. Pero esos sobrevuelos no podrán hacerse más, o al menos no de la manera como se han hecho hasta ahora, pues un fallo del Consejo de Estado ratificó una decisión del Tribunal Administrativo de Antioquia que en 2022 ordenó cerrar los dos helipuertos que funcionan en el hotel Los recuerdos y en la cima de la Piedra de El Peñol.

La razón es que en ambas instancias judiciales se determinó que las empresas que operan estos helicópteros violaron durante años los derechos al ambiente sano, a la paz, a la intimidad, a la seguridad, a una vida digna y a la salud de cientos de habitantes de Guatapé, pues, entre otras cosas, han tenido que soportar niveles de ruido por encima de los permitidos en la ley; esto sumado a que en el fallo quedan en evidencia lo que serían serias inconsistencias en la consecución de las licencias otorgadas por la Aerocivil.

La justicia le dio la razón a 1.064 ciudadanos que pusieron la demanda en contra del municipio de Guatapé, Cornare, la Aerocivil y seis empresas, entre operadoras aeronáuticas y turísticas, todas entidades que apelaron la decisión de primera instancia sin éxito.

Se determinó que estas actividades han ocasionado trastornos del sueño, alteraciones fisiológicas y psicológicas, y una interferencia en la comunicación oral de los residentes del sector. Tras la decisión, surge la pregunta de si se va a generar un efecto dominó en el cual, con argumentos similares, vecinos de helipuertos en zonas residenciales puedan conseguir el cierre de estos.

En Medellín, por ejemplo, hay helicópteros turísticos que despegan desde las azoteas de restaurantes, como en Manrique. Fue allí donde ocurrió el accidente en 2024, cuando un helicóptero en el que iban 6 personas tuvo problemas para despegar y terminó colgado de una antena.

Lo que encontró la justicia

En la sentencia de 2022, el Tribunal señaló que la operación de estos dos helipuertos sobrepasaba los estándares máximos permisibles de niveles de emisión establecidos para jornada diurna en una zona que, según el plan de ordenamiento del municipio, está ubicada en un sector tipo b: de ruido moderado, zonas residenciales o destinadas exclusivamente para el desarrollo habitacional u hospedajes.

El nivel de emisiones de ruido permitido en esa zona es de 65 dB en el día y 55dB en la noche y, de acuerdo a una medición que hizo Cornare en 2021, los niveles durante el día podían alcanzar los 80dB cuando pasaban los helicópteros.

En este punto hay que recordar que la escala de decibelios es logarítmica y mide las diferencias entre valores de forma progresiva. Por ejemplo, la diferencia entre 65dB (lo permitido) y 75dB (lo que causan los helicópteros) es de un a intensidad 10 veces mayor y su volumen percibido aumenta el doble. Es decir, la diferencia entre un ruido de 65 y uno de 75 dB es del 100%. Por esto, desde hace años, los empresarios y la Alcaldía habían llegado a un acuerdo para que los helicópteros solo pudieran volar durante el día y no en la noche, donde hay más demanda de turistas por las fotos.

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El tribunal estudió el régimen de usos del suelo aplicable en la zona de los helipuertos y destacó que la operación de estos resulta incompatible y, por ende, prohibida. Además, una resolución del ministerio de Salud de 1983 no permite la construcción de viviendas en zonas próximas a helipuertos, pero como en este caso las viviendas ya estaban antes, “lo obvio es que no pudiera operar un helipuerto en esas zonas, porque sería ilógico que se tuvieran que desplazar las construcciones”. Si bien los helicópteros, muchas veces usados para atender emergencias, pueden aterrizar y despegar donde sea seguro, incluso sobrepasando los niveles de ruido permitidos, esto solo es posible cuando se hace esporádicamente, pero en estos puntos de Guatapé se hace varias veces al día. Todos argumentos que así como aplicaron en Guatapé, podrían aplicar en Medellín, Bogotá, Cartagena o cualquier otra ciudad donde se hagan estas actividades.

En la sustentación de la apelación, la Aerocivil argumentó que su competencia es “verificar que los aeropuertos y helipuertos cumplan con los estándares de seguridad operacional de la aviación civil”, pero que los permisos ambientales, las licencias de construcción y otras autorizaciones son competencia de la alcaldía.

Esto es clave porque consultamos a la Secretaría de Turismo de Medellín sobre los efectos y la regulación de estas actividades en la ciudad, y lo único que respondieron fue que “ese tema es con la Aerocivil. Nosotros no podemos regular aeronaves”. De la Aerocivil tampoco respondieron a nuestras preguntas.

Por su parte, desde Helisky, uno de los intermediarios turísticos más importantes de la región en cuanto al turismo aéreo, manifestaron su desacuerdo, pues consideran que han pasado cuatro años desde el fallo de primera instancia en los que, aseguran, “se ha regulado la operación desde un estudio operacional debidamente aprobado por la Aerocivil, se establecieron rutas de despegue y aterrizaje, se hicieron restricciones de horarios, se trabajó conjuntamente con el Municipio, se ha posicionado el turismo y el destino de Guatapé desde esta experiencia, se han realizado acciones de mitigación de ruido, pero el Consejo de Estado falló con la información de hace cuatro años desconociendo todo”. “Somos más de 300 personas las que estamos directamente afectadas por esto”, señalan.

El fallo ordena a que en un plazo máximo de seis meses se trasladen los helipuertos a una zona que cumpla con las características indicadas. De lo contrario, los helipuertos deben ser cerrados, orden que debe hacer cumplir el alcalde.