Antioquia

Con diseños listos, avanza reconstrucción de San Pío X

Tras el desplome, la iglesia de Itagüí ya tiene dos propuestas de diseño.

Periodista del Área Metro. Me interesa la memoria histórica, los temas culturales y los relatos que sean un punto de encuentro con la ciudad en la que vivo, las personas que la habitan y las historias que reservan.

27 de mayo de 2019

Hace siete meses que la parroquia San Pío X en Itagüí quedó hecha escombros, cuando el desplome del techo arrastró consigo paredes, ventanas, vigas y puertas. Luis Alberto Alzate, habitante del sector, todavía cree que fue un milagro que nadie muriera, todo gracias a que el sacerdote Pedro Pablo Agudelo escuchó el crujido de la estructura antes de que se viniera abajo.

Aunque hoy no hay muros en el lote de 1.300 metros cuadrados en el que durante 70 años existió la iglesia, lo que sí hay es sillas, carpas y misas todos los días. Como dice el sacerdote Daniel Gómez, la ausencia de un templo no ha impedido que allí continúen los matrimonios, los bautizos y los grupos de oración.

“El lugar que adaptamos lo llamamos ‘la tienda del encuentro’”, dice el párroco, “muchos incluso pensaron que en Semana Santa no íbamos a hacer nada porque no veían muros. Pero sí la tuvimos”, indica.

Sin embargo, el trabajo de reconstruir la iglesia continúa y los sacerdotes de San Pío X acaban de presentar ante la Junta de Arquitectura de la Arquidiócesis de Medellín dos propuestas de diseño que están pendientes de aprobación por parte del arzobispo.

Mientras la Arquidiócesis elige uno de los diseños y da luz verde a la construcción, la comunidad sigue recolectando dinero para financiar los arreglos. No ha sido sencillo, añade Gómez, pero se hacen bazares, rifas y hasta se llenan alcancías.

Aún no hay una cifra exacta de cuánto podría costar la intervención, pero añade Gómez que el costo sería superior a los mil millones de pesos. Si todo sale bien, en agosto estarían comenzando las obras.

“A veces la gente nos dice que no ven que se haga nada, ni que se pongan ladrillos”, concluye el sacerdote, “pero no hay que desesperarse, estamos en la parte de planeación y a la espera de la aprobación de los diseños”.

¿Y los osarios?

Con el colapso del templo se derrumbaron, también, las lápidas y marcas de los casi mil osarios que la parroquia protegía. Algunos también cayeron entre las ruinas. El sacerdote Gómez explica que, para recuperarlos, se hizo un trabajo exhaustivo con Campos de Paz y se adecuó un espacio para resguardarlos mientras se construye la iglesia.

Ningún osario está perdido, dice el párroco, porque las cenizas estaban todas marcadas. Lo que sí tienen son restos óseos sin identificar, bien conservados al interior de sus cofres, pero sin certeza de a quién pertenecen.

“Este es un llamado a las familias para que vengan y sepan que aquí están los osarios, necesitamos que los reconozcan. Las cenizas están marcadas, pero tenemos algunos restos que no estaban señalados y al caerse parte del techo se destruyeron algunas lápidas”, dice Gómez.

La familia de Luis Alberto Alzate era una de las que mantenía su osario en la parroquia. A pesar del impacto, y de los rumores, dice Alzate que con las cenizas que allí guardaban no hubo ningún problema. “El de nosotros no sufrió y sigue ahí, los tienen guardados hasta hacer el templo. Antes me parece mucha gracia que no haya habido ningún inconveniente”.

Óscar Darío Muñoz, secretario Jurídico de Itagüí, recordó que el municipio no puede realizar en San Pío X una inversión directa por tratarse de un bien privado. A pesar de eso, la administración ha acompañado a los sacerdotes y a la comunidad con el trámite de permisos, como la orden de demolición definitiva y la de reubicación de los osarios.

“Hicimos unas reuniones, pero por tratarse de un privado no podemos hacer más que un acompañamiento”, concluyó.