En medio de bombazos y fuego cruzado están dos escuelas rurales de Yondó
La desescolarización ha sido constante en lo que va de 2025 debido a los combates entre grupos armados ilegales en las cercanías.
Los padres de familia en dos escuelitas veredales localizadas en el área rural de Yondó, en el límite de Antioquia con el sur de Bolívar, se han visto en los últimos días en la encrucijada de mandar o no a sus hijos a clase debido a que por las inmediaciones se han escuchado estallidos estridentes de explosivos y el tableteo en los combates entre grupos armados ilegales.
La situación descrita está afectando a los estudiantes de las IE El Vietnam y Alto Cimitarra, que quedan más o menos a cincuenta minutos y una hora aproximadamente desde la cabecera de Yondó, respectivamente. Ambas atienden a los niños de varias veredas, sobre todo del lado antioqueño.
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La corporación Corpades denunció el escalamiento de la crisis humanitaria en esta zona del nordeste del departamento: “Niños y Niñas sin Escuela por Violencia Armada”, escribió la organización de derechos humanos en su cuenta de X.
Según esa entidad, la situación se ha sentido también del lado de sur de Bolívar, en veredas como Santo Domingo y Caño Dorada, de Cantagallo, donde igualmente han tenido que acudir a la desescolarización como mecanismo para proteger a los menores de edad contra una posible bala perdida o contra el reclutamiento.
“Esta escalada armada urge intervención para proteger a la infancia vulnerable”, clamó Corpades a la vez que denunció que incluso están usando drones para lanzar los explosivos.
Una fuente de ese territorio le relató a EL COLOMBIANO que la zona había sido relativamente calmada mientras que un solo bando ejercía dominio, en este caso las disidencias de los frentes 18 y 36 de las extintas Farc o el ELN en otros parajes, pero todo se complicó cuando las dos facciones anteriores entraron en confrontación y, más recientemente, cuando el Clan del Golfo también entró a luchar por el dominio territorial.
Las organizaciones armadas se pelean el manejo de las rentas ilegales originadas en los cultivos ilegales y el procesamiento de narcóticos, así como en la minería ilegal y la extorsión.
La parte final del año pasado y prácticamente todo lo que va de 2025 el ambiente ha estado caldeado por ese motivo.
“Este año ha sido una racha tremenda de violencia de grupos armados contra la comunidad. Estamos sitiados por todos los grupos: las disidencias, ELN y el Clan del Golfo. La institucionalidad del Estado prácticamente no existe en las veredas y estos se aprovechan; son tan conchudos que hacen campamentos en las escuelas”, anotó otra fuente.
El primer incidente grave ocurrió el primero de octubre, cuando en la vereda La Rompida, de Yondó, fueron masacrados cuatro miembros de la acción comunal de la vereda Lejanías, de Cantagallo. Según se conoció, en un combate hubo varios muertos y quedó herido un jefe del Clan del Golfo, ante lo cual obligaron a los líderes comunitarios a que lo transportaran para llevarlo a Barrancabermeja. En el camino fueron interceptados por grupos adversarios, quienes cometieron el múltiple crimen.
Más recientemente, el 25 de octubre, en el colegio de Alto Cimitarra se preparaba el puesto de votación de la consulta interna del Pacto Histórico e hizo presencia el Clan del Golfo. Y, como la mayoría de las construcciones por allí son de tablas y esterilla de guadua, la comunidad se albergó en esta edificación que es de las pocas en cemento y adobe. Unas 200 personas se volcaron hacia allí.
El mayor problema surgió cuando las disidencias también se tomaron la sede educativa usando a la población como escudo. De ese fin de semana quedaron videos con el retumbar constante y prolongado de las balas.
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Desde entonces todo había estado en medio de esa calma chicha que suele reinar por estos campos conflictivos hasta este martes, 11 de noviembre, cuando de nuevo se desató una trifulca con balacera y detonaciones.
“Hoy varios papás decidimos mandar a los niños a la escuela porque estuvo más calmado por la vereda El Vietnam, estamos a la expectativa”, le contó un acudiente a este medio de comunicación.
“Los combates ya vienen desde hace rato. Ellos (los armados) no se meten con la gente, pero el miedo es por fuego cruzado, porque usted queda en el medio”, añadió el padre de familia quien aseguró que lo nuevo es que ahora las balaceras han sido más cerca del poblado y ya ha habido gente desplazada de sectores cercanos como la vereda Puerto Matilde.
En la escuela de El Vietnam hay 35 alumnos, en tanto que en Alto Cimitarra se contabilizan alrededor de 112, teniendo en cuenta unos 80 niños más los adultos que están en programas especiales de estudio.
Lo más normal es que se desescolarizan tan pronto se oye el rumor de un nuevo enfrentamiento. Con mayor frecuencia todavía dejan de llegar los carros de “la línea” que entran los suministros y sacan la yuca, el cacao, el maíz, el plátano o el pescado que los lugareños comercializan.
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