Antioquia

Más de 150.000 jóvenes están sin empleo en el Valle de Aburrá

Según Medellín Cómo Vamos, salud y educación también preocupan en esta población.

Periodista y politólogo en formación. Aprendo a escribir y, a veces, hablo sobre política.

27 de octubre de 2021

“Sentimos que no hay garantías para el futuro, pero las presiones de ser independientes y productivos se mantienen”, relata Estefanía Loaiza, líder juvenil de la comuna 4 (Aranjuez). “Si no hay empleo digno, ¿cómo lo lograremos?”, se pregunta la joven, quien se aleja en poco de los hallazgos del informe ¿Cómo va la calidad de vida de los jóvenes en Medellín? (2020).

Además del empleo, el reporte de Medellín Cómo Vamos —en su segunda edición— ubica a la salud y educación como temas que desvelan a esta población en el Aburrá. El informe, cuyo consolidado se lee en 27 páginas, también entrega pistas sobre la violencia intrafamiliar, el optimismo y la relación con la institucionalidad de los jóvenes entre los 18 y 25 años.

Los resultados obtenidos, según Luis Fernando Agudelo, director del programa, conversan con el estancamiento de gestión social de la ciudad - región. Para este, aunque la pandemia influyó en la caída de algunos indicadores, fue tan solo un acelerador para que ese deterioro dejara entrever los retos que tienen las entidades territoriales en materia de juventudes.

Mente y cuerpo

En 2020, la salud mental fue calificada como regular por parte de los jóvenes, según la Encuesta de Percepción Ciudadana de Medellín. Ese año fueron 13 los casos de suicidio registrados, entre niños y adolescentes de 12 a 17 años (cuatro menos que en 2019); mientras que la cifra ascendió a 54, entre jóvenes de 18 a 20 años (tres más que el año anterior).

Para combatir este panorama, una de las puntas que explora el informe es masificar las políticas de salud primaria. Para ello, este recomienda fortalecer las rutas de atención en los entornos escolares y consolidar protocolos de atención para esta población por parte de las entidades territoriales.

En ello coincide Estefanía, quien alega que los municipios no se han preocupado lo suficiente por los temas de salud mental. Estos, según Agudelo, escalaron durante los confinamientos por la pandemia, temporadas en las cuales la violencia intrafamiliar en contra de jóvenes de 14 y 28 años se mantuvo cercana al 24 %.

Otro tema clave en este frente es el embarazo adolescente. Aunque este ha bajado en los últimos diez años entre las jóvenes de 15 a 19 años, en Medellín las comunas Manrique, Popular y La Candelaria destacan por sus altos indicadores. La tasa en la primera es de 68,1 casos por cada 1.000 mujeres, 66,2 se cuentan en la segunda y 65,1 en la tercera. Opuesta es la radiografía en El Poblado y Laureles - Estadio, donde nacen 3,1 y 11 bebés, respectivamente.

Factores como el bajo acceso a métodos anticonceptivos, la exposición de adolescentes y jóvenes a violencia sexual y abuso en la familia, y las lagunas en programas orientados en salud sexual y reproductiva pueden explicar el mantenimiento de estas cifras, según Medellín Cómo Vamos.

Más educación

Aunque en el informe se precisa que hay mejoras en el aumento de la cobertura en primaria, ese avance no garantiza, necesariamente, una transición a la educación media, considerada como requisito base para acceder a la universidad y otros espacios de participación.

En Medellín, por ejemplo, solo el 54 % de los jóvenes hace un tránsito exitoso a la educación superior. Cuestión que preocupa, según Agudelo, pues a medida que estos no logran ser absorbidos por el sistema educativo es más difícil construir sociedades equitativas.

La condición económica también hace mella en este frente. Según el informe, en la región metropolitana los jóvenes de ingresos más bajos alcanzaron 9,7 años de escolaridad en 2020. El promedio para quienes cuentan con mejores ingresos se ubicó, por su parte, en los 12,1 años (la brecha educativa es de 2,4 años).

Este panorama lo agudizó la pandemia, opina Juan Andrés Henao, líder juvenil de la comuna 16 (Belén). Para este, las políticas públicas de la región deberían garantizar herramientas que se han tornado claves, como el internet. “Más si tenemos un proyecto como el Valle del Software, en el caso de Medellín”.

Preocupa el desempleo

La pandemia también causó rezago en este tema. Entre 2019 y 2020, la tasa de ocupación de los jóvenes del Aburrá pasó de 51,8% a 44,9%, disminuyendo 6,8 puntos. La de desempleo, por su parte, se trepó al 27% en el Aburrá y a 27,4% en la zona urbana de Medellín.

Pero las más aporreadas, sin duda, son las mujeres, indica Agudelo. Los sectores en los que estas se han abierto paso son más inestables y se vieron más afectados por la pandemia. Las cifras de ocupación del año pasado así lo describen: mientras el 50,1% de los hombres jóvenes lograron ocuparse, solo el 39,9% de las mujeres logró un espacio en el mercado laboral.

Debido a esto, el Aburrá pasó de tener 115.600 jóvenes desempleados en 2019 a contar con 151.300 en esa situación. Estas cifras, que en su mayoría preocupan, convocan a la región a preguntarse por la formulación de políticas públicas. Ahora, según Agudelo, se requieren políticas hechas a base de “bisturí” y no de “martillo”. Hay que focalizar y entender a cada joven para canalizar sus demandas y plantear soluciones.