Antioquia

Gandhi, inspiración de los jóvenes para no delinquir

Mientras las autoridades combaten a los grupos armados, corporaciones barriales trabajan desde el arte y lo social para generar opciones de vida.

Periodista egresado de UPB con especialización en literatura Universidad de Medellín. El paisaje alucinante, poesía. Premios de Periodismo Siemens y Colprensa, y Rey de España colectivos. Especialidad, crónicas.

25 de abril de 2019

Por gustavo ospina zapata

En las lomas del noroccidente de Medellín, barrio Santander, pegado al cerro El Picacho, está el sitio de reunión de la Corporación Jerusalén, un colectivo cultural y social que promueve la noviolencia y el pensamiento de Mahatma Gandhi entre los jóvenes y que busca, con arte, generar opciones de vida en medio de la guerra y la desesperanza.

No son pocos los conflictos que en los últimos años ha vivido esta zona, ubicada entre las comunas 5 (Castilla) y 6 (Doce de Octubre). Este año, entre las dos han puesto 15 muertos del total de 221 que suma la ciudad.

“A lo largo del tiempo, he visto morir asesinados a muchos amigos, por eso no queremos más guerra ni sangre derramada en las calles sino vivir en paz”, apunta Alejandro Cañaveral, de 26 años y quien busca canalizar su pasión por el rap en los encuentros y proyectos de Jerusalén.

Esa búsqueda es la misma de Jonhatan Quintero (24 años), con estudios de tecnología ambiental. A este joven de otro barrio cercano, Las Brisas, lo sedujeron de Jerusalén los valores que promueve la corporación: justicia, perseverancia, amor y paz.

“Conocí a Jerusalén a través de Juan Diego Restrepo (el líder y creador del colectivo) y coincidí con él en esos sueños, vi que podíamos trabajar muchos proyectos en lugares tan conflictivos”, afirma.

Jerusalén acaba cumplir siete años, aún no tiene sede, pero cuenta con el apoyo de la corporación Casa Mía, que también realiza labor social y cultural en el barrio Santander, que le presta su sede. Allí los jóvenes de Jerusalén tienen una cita fija cada miércoles, en la que hablan de arte, de proyectos, de esperanza. Es un encuentro para construir sueños y, por qué no, también polemizar, pero con la palabra, jamás con la agresión.

“Acá uno entiende al otro, los jóvenes se expresan mucho con la música y cualquiera sea el género, en este espacio tiene cabida porque, al final todo es arte, expresión”, recalca Johan Salas, cantante de música popular que vivió muchos años en la comuna 13 y hoy reside en el corregimiento San Cristóbal, a quien la distancia no le impide participar en el proyecto.

Encontrar el camino

Pero la cita de mitad de semana es solo el espacio y el tiempo donde confluyen los más de 30 jóvenes agrupados en Jerusalén. La corporación es un proyecto integrado a sus vidas y para él trabajan desde sus propios escenarios barriales e incluso en sus familias.

Lo dice Dávinson Camilo Yepes, de 16 años, conocido artísticamente como Dee-C Underground, un joven residente en el Doce de Octubre lleno de inquietudes y talento.

“Estudié hasta octavo, pero dejé el colegio para estudiar música como opción de vida, mi madre me apoyó (su padre falleció) y creo que encontré mi camino”, dice Dávinson, que es rapero y grafitero, con murales en varias zonas.

“El valor principal de esta corporación es que uno no solo comparte con otras personas, entiende que a los jóvenes son más las cosas que nos unen que las que nos separan”, insiste.

Los proyectos

Juan Diego Restrepo, el líder de la corporación, siente que los proyectos están caminando y que a pesar de que su responsabilidad es canalizar las energías de los muchachos, él es uno más del grupo.

“Se supone que vengo a aportarles, pero al final soy el que más aprendo, ellos son un manantial de ideas, les fluyen proyectos, soluciones y eso es motivador”, afirma.

Allí se trabajan cinco proyectos. Uno es la plataforma de artistas, que apoya con oportunidades laborales reales a los jóvenes con potencial para el canto. Otra es Juanito R Films, un proyecto de creación audiovisual con el objetivo de hacer cine desde la comuna. Turismo con sentido, que lleva turistas y jóvenes de estratos altos a conocer el barrio, sus historias y cómo se han ido superando los conflictos. Gandhi paisa difunde el pensamiento del líder espiritual de la India. Y MotorBike, que busca promover el empleo entre los jóvenes del barrio.

“Este es un proyecto de empresa de mensajería para el barrio al que le buscamos apoyo con la Iglesia. Son proyectos reales que les dan opciones a ellos”, dice Restrepo.

¿Por qué muchos jóvenes se van a la bandas o a la guerra?, se pregunta Juan Diego. Y él mismo responde: “Porque no tienen motivación ni le encuentran sentido a la vida, no tienen opciones, y eso es lo que acá trabajamos y lo están encontrando”.

Tarea compleja

Paulina Suárez, secretaria de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos de la Alcaldía, afirma que en programas de prevención y protección a los niños y adolescentes de la ciudad, enfocados muchos a evitar que sean captados por los grupos delincuenciales, la alcaldía invierte $24.000 millones. “Tenemos un grupo de 1.000 profesionales que van a los barrios buscando a niños y jóvenes en riesgo y los acogemos en 21 sedes de protección”.

Hoy, desde esa dependencia se atiende, de manera transversal con otras secretarías como Educación y el Inder, a 23.000 personas, 11.000 de ellos detectados en riesgo.

Sin embargo, los esfuerzos no son suficientes. Hasta ayer, en Medellín habían sido asesinadas este año 221 personas, 42 más que el año anterior, lo que refleja un incremento del 23,5%.

Y a pesar de que la Alcaldía reporta la captura de 3.000 integrantes de estructuras delincuenciales, entre estos 135 cabecillas, los jóvenes están en el medio de la confrontación.

Los muchachos abatidos o que van a las cárceles hacen parte de esa generación extraviada en la guerra que pudo haber hallado opciones diferentes a la delincuencia.

En Medellín y el Valle de Aburrá hay ejemplos de organizaciones de entraña barrial que le aportan al proceso pacificador, les roban jóvenes a la guerra y les dan opciones.

El caso más visible es el de Son Batá, colectivo de afrodescendientes de la comuna 13 surgido luego de la Operación Orión como alternativa para que los jóvenes del sector hallaran en la música espacios de expresión y convivencia.

En la comuna 15, Guayabal, está el colectivo Urban Crew, que aglutina cientos de jóvenes en torno a la producción musical, audiovisual y el grafiti, en proyectos de inclusión y empleo productivo, bajo el liderazgo de Wilson Cardona.

En Itagüí, en el sector del Manzanillo, una zona dominada anteriormente por el Eln, trabaja el grupo La Tartana, que a través del teatro ha llevado vida y recreación a una zona donde los ecos los ponían los sonidos de las balas.

No es que los conflictos en estas zonas estén superados, pero hay alternativas de vida en una ciudad y región (metropolitana) que se desangra ante la impotencia del Estado para detener los asesinatos y las confrontaciones .