Antioquia

La covid no pudo contra las ganas de estudiar

Pese a la pandemia, 93,7 % de los estudiantes de cinco “U” privadas se matricularon para el semestre 2020-2.

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25 de agosto de 2020

Que los estudiantes universitarios abandonen sus carreras a medio camino no es un tema nuevo. Al contrario: “las cifras de deserción académica vienen aumentando en los últimos cinco años y eso obedece a una tendencia mundial donde son cada vez menos los jóvenes que ingresan a la educación superior y se sostienen”, explica Cecilia Dimaté, decana de la Facultad de Educación de la Universidad Externado de Colombia. Para 2016, en el país la deserción fue de 12,5%, según el Observatorio de Educación Superior de Medellín.

Sin embargo, la situación actual provocada por la pandemia de la covid-19 puso en alerta las instituciones públicas y privadas porque suponía porcentajes de deserción altos provocados por la crisis económica que se avecinaba. En los inicios de la pandemia, el Observatorio de la Universidad Colombiana alertaba por tasas de entre 10 % y 50 %.

Hoy, luego de que varias universidades cerraran sus procesos de matrículas se evidenció que las cifras no son tan altas como se esperaban, con 6,3 % de deserción, en promedio, en las instituciones privadas consultadas.

El porcentaje más alto de estudiantes que desertaron fue de 13,3% en la Universidad Católica de Oriente; seguida de Eafit, con 8,9 %; y la UPB, con 7,04%. Por su parte, las universidades EIA y CES cerraron con las cifras más bajas situadas en 2,16 % y 0,07% respectivamente.

Con estos números, aunque positivos en épocas de pandemia como lo analiza Dimaté, el promedio de 6,3% genera varias dudas sobre por qué están abandonando las carreras y cómo se pueden preparar las instituciones.

Los motivos

El primer factor a evaluar es el económico. “Desde antes de la pandemia, y ahora más, las familias debían priorizar cómo iban a distribuir sus ingresos. La educación de los hijos entonces pasa a un segundo plano e, incluso, se prefiere que estos jóvenes ingresen a la vida laboral y ayuden a aportar en los hogares”, opinó Dimaté.

A la falta de recursos, que es lo que más profundiza la pandemia, se le suman aspectos motivacionales y del mismo mercado laboral. Según Dimaté, los jóvenes han dejado de ingresar a los sistemas de educación tradicional porque no ven representados sus gustos en las ofertas de las universidades y porque prefieren acceder a otros cursos que les ofrezcan oportunidades laborales más prontas.

En esto concuerda Wilson Bolívar, doctor en educación y decano de esa Facultad en la Universidad de Antioquia, usando como ejemplo las empresas que están empezando a contratar a sus colaboradores midiendo las habilidades y no sus títulos universitarios, algo que motiva a que los bachilleres prefieran hacer otro tipo de cursos antes que ingresar a una institución de educación superior. “Lo que es una lastima porque los jóvenes están dejando de lado toda la formación humana, política, social y cultural que ofrece una universidad mientras se adquieren los conocimientos”, reflexiona Bolívar.

Y también está la virtualidad que, en palabras de Bolívar, “solo debería darse de manera voluntaria, cuando los estudiantes creen que esto se adapta a sus necesidades y sus habilidades de aprendizaje”.

Pero en estas épocas en que el aprendizaje remoto ha sido la única salida hay jóvenes que prefieren abandonar o posponer sus carreras pese a que “son nativos digitales, pero lo son más en lo social que en lo académico”.

Lo que viene

Las cifras de este segundo semestre parecen esperanzadoras comparadas con los resultados que se esperaban, sin embargo, el estado de alerta en las instituciones públicas y privadas permanece.

“Vienen tiempos difíciles para acceder y para sostenerse en la educación superior en los siguientes semestres”, dice Bolívar, mientras se analizan las pérdidas y retrocesos económicos que provocó el virus.

“El delegado de la Unesco para Latinoamérica afirma que la situación se sostiene un poco pero a futuro impactará la educación de los jóvenes. Ahí vendrá el verdadero: cómo ayudamos a sostener a los estudiantes y a las instituciones que tampoco la están pasando bien”, dice Dimaté.

Bolívar aseguró que las universidades tendrán retos para mantener los nuevos ritmos. “Se necesitará mucha inversión en la educación general para ayudar a que los jóvenes no deserten”, concluyó .