Antioquia

Los ‘bautizos’ que tendrá el Desfile de Silleteros

Diana y la pequeña Carolina serán dos representantes del relevo generacional en el desfile del lunes.

Soy periodista porque es la forma que encontré para enseñarle a mi hija que todos los días hay historias que valen la pena escuchar y contar.

12 de agosto de 2022

En la misión de preservar y fortalecer la cultura silletera ante el mundo, Diana Grajales Hernández lo ha hecho hasta ahora casi todo.

Es una figura clave en la formalización y fortalecimiento del turismo para convertir a Santa Elena, con las prácticas y saberes de sus campesinos, en una experiencia de primer orden en el panorama turístico del país. Desde hace 13 años es una de las responsables de que el legado de la centenaria familia Grajales de la vereda El Plan se mantenga intacto.

Pero algo le faltaba: desfilar con la silleta a cuestas por las calles de Medellín. Este año por fin cumplirá ese sueño.

“Esperé paciente a que me llegara la oportunidad de heredar la participación en el desfile. Y este año un primo, que por motivos de salud ya no puede continuar, me hizo ese honor”.

Y entre la ilusión y los nervios, aguarda a que llegue el momento mientras coordina las actividades de la Finca Alquería del Silletero, uno de los destinos más apetecidos por los turistas que llegan al corregimiento.

“Lo soñé desde niña, pero siempre existe el miedo de saber si voy a ser capaz con el peso, con el calor; el temor escénico de estar ante miles de miradas. Y, sobre todo, teniendo en cuenta que llegamos ese día con el cansancio de una semana muy intensa de trabajo en nuestras fincas recibiendo turistas”, apunta.

Pero en esta nueva experiencia no estará sola. En la enorme familia que integra tiene mentores como Jesús Orlando Grajales Atehortúa, con sus 36 años como desfilante y ganador absoluto con su silleta monumental en 2018, logro cuyos méritos formó pacientemente durante tres décadas con 17 premios hasta alcanzar el reconocimiento mayor.

Jesús Orlando vive por las flores y ha viajado por el mundo compartiendo sus saberes sobre floricultura. Tal es su impacto en la gente que los extranjeros que llegan a la Alquería del Silletero, donde trabaja hombro a hombro con Diana, se emocionan, a veces hasta las lágrimas, al reconocerlo.

Por eso, aunque comprende el temor escénico que pueda tener, su principal consejo a Diana es que desde el segundo en que arranque el desfile se deje envolver por el cariño de la gente. “Ese sustico se olvida cuando uno empieza a escuchar los aplausos. Sentirse en la mitad de ese río humano es lo más satisfactorio”, declara el silletero.

Pero Orlando también tiene algunos trucos para que el debut de Diana salga como siempre lo imaginó. Por ejemplo, explica, hay que mantener la flor hidratada y garantizar todo lo necesario para que el armado de la silleta esté dispuesto y a la mano. Interrumpir la ardua tarea creativa en las horas previas al desfile por algún contratiempo puede pasarle factura a la calidad de la silleta, apunta.

Disponer la silleta para la media hora de viaje hasta Medellín también tiene su maña. Hay que tener en cuenta las variedades de las flores y la composición de la silleta para acomodarla en el carro y que no vaya a sufrir un daño a última hora.

Claro que Diana conoce en detalle este detrás de cámaras del desfile, pues durante toda su vida acompañó a sus familiares hasta el instante previo al evento.

Lo que más le recalca Jesús Orlando de lo que debe hacer es estudiar en detalle las variedades de flores que llevará en su silleta tradicional. En su experiencia, un solo nombre puede hacer la diferencia al momento de competir por un premio. “Muchas veces el jurado pregunta por el nombre de una flor, no solo para poner a prueba el conocimiento del silletero, sino porque en realidad no conocen sobre algunas flores”.

Ahí es donde hay que descrestar, apunta entre risas, porque dejar boquiabierto al jurado con su conocimiento es la mejor forma de demostrarle la conexión que existe entre silletero y sus flores.

Diana recibe con cariño los consejos y vive con intensidad la víspera de su debut. El pasado miércoles estuvo presente en el trueque de flores, una actividad que promueve Asocolflores y que mantiene viva una parte importante de la tradición silletera: la unión y el espíritu comunitario.

En la casa que construyeron sus ancestros Jorge Tulio y Rosa Emilia hace más de 120 años, hoy convertida en museo, hay una pared adornada con recortes de EL COLOMBIANO que inmortalizaron las historias de los silleteros de la familia. Hay, por ejemplo, una foto de Jesús Orlando que le dio la vuelta al mundo.

En ese espacio de memoria familiar, que a su vez resguarda parte de la historia silletera, seguro habrá lugar para sumarle otra pieza más con el soñado estreno de Diana.

La tradición se cultiva en serio

Carolina, a sus 7 años, desfilará por primera vez el próximo lunes. Junto a su papá, Guillermo León Vásquez, lleva varios días buscando las flores específicas que necesita para su silleta artística. Se toma la tarea con absoluta seriedad pues la preservación de las tradiciones del corregimiento se convirtió en un

proyecto de vida para toda la familia. Su finca Museo Abuela Sarito es un santuario que rinde honor a técnicas y elementos ancestrales del territorio.