Antioquia

Menos de la mitad de los bachilleres de Medellín pasan a la universidad

Menos de la mitad de los jóvenes que culminan el bachillerato acceden a un programa de formación superior. Brecha entre comunas, el reto local.

Periodista con sueños de historiadora. Apasionada por la Medellín antigua, su memoria visual y sus relatos.

12 de julio de 2018

De los 211.796 jóvenes de Medellín, entre los 16 y 28 años de edad, que culminaron en 2017 su bachillerato, 95.330 (45,01%) están cursando un programa de educación superior.

El registro de la Gran Encuesta Integrada de Hogares del Dane, - presentado por Sapiencia (Agencia de Educación Superior de Medellín)-, también evidenció que los porcentajes más bajos se dan en las comunas con índices significativos de vulnerabilidad, como lo son Popular, Santa Cruz, Manrique y San Javier, mientras que Laureles-Estadio y El Poblado tienen niveles que superan el promedio de la ciudad (ver gráfico).

Factores socioeconómicos, falta de información oportuna sobre programas e instituciones, así como deserción escolar en el colegio, son los principales aspectos que influyen para que los jóvenes desistan en su formación profesional.

Nalliby Giraldo, directora del Observatorio de Educación Superior de Sapiencia, explicó que esas razones “están casi siempre asociadas al tema económico. Esas comunas históricamente han tenido una condiciones que hacen que las oportunidades no sean las que necesita la comunidad realmente”.

La funcionaria también indicó que situaciones como el embarazo adolescente o que los jóvenes comiencen a trabajar, se suman a las razones que llevan a que los muchachos no continúen con su proceso formativo.

Evaluar el sistema educativo

Además de los motivos planteados, para Piedad Restrepo, directora de Medellín Cómo Vamos, es necesario revisar de manera integral todo el sistema educativo de la ciudad.

“Es en la educación media y secundaria donde más hay deserción escolar, repitencia y extraedad. Un estudiante que no culmine su bachillerato, no podrá continuar con otros procesos educativos”, manifestó Restrepo, quien agregó que precisamente esa fue una de las recomendaciones entregadas en la presentación del Informe de Calidad de Vida. “La ciudad debe tener una Política Municipal de Permanencia y Bienestar para los adolescentes y jóvenes”.

Diana Basto, experta en Educación, resaltó que garantizar formación profesional apunta a cumplir con dos objetivos a largo plazo. “Primero, le brinda calidad de vida a la persona y, para la ciudad, representa un aporte a la competitividad. Una de las quejas del sector productivo y empresarial, es la falta de capital humano calificado”, explicó.

Tanto para Restrepo como Basto, es necesario trabajar también con el entorno familiar, como potenciador de ese proceso formativo.

La meta de la administración

Ante los retos planteados, Giraldo señaló varias estrategias que se ejecutan desde Sapiencia y que, en su mayoría, se enfocan en los jóvenes de los grados 10 y 11.

“Durante 2017, se otorgaron 2.736 becas para estudiar tecnologías en las tres instituciones universitarias adscritas a la Alcaldía. Los beneficiarios cuentan con el acompañamiento necesario para que culminen con éxito”, comentó. También dijo que antes de 2019, se espera otorgar, entre becas y créditos condonables. un total de 16.000 cupos.

“Se está trabajando principalmente en las comunas con los índices más bajos de acceso a educación superior. La meta es que estas lleguen a un nivel intermedio y superen el promedio de la ciudad”, puntualizó.

Otros retos que tiene la ciudad, según el último Índice de Ciudades Universitarias elaborado en 2015 por la Red Cómo Vamos y la Fundación Luker es el del costo de vivienda y de transporte. En ese escalafón, Medellín ocupó el tercer lugar, luego de Manizales y Bucaramanga, en cuanto a mejor calidad de la educación superior y el ambiente universitario.