Antioquia

Pico y placa todo el día, solo si hay alerta roja

La extensión de esta medida se tomaría en una fase más grave de contaminación. Debe ser concertada.

Periodista egresado de UPB con especialización en literatura Universidad de Medellín. El paisaje alucinante, poesía. Premios de Periodismo Siemens y Colprensa, y Rey de España colectivos. Especialidad, crónicas.

01 de marzo de 2017

Aunque es un clamor ciudadano y un pedido de los ambientalistas y expertos en la calidad del aire, el pico y placa las 24 horas aún no se aplicará en Medellín, especialmente por dos razones: porque la urbe y su área metropolitana aún no están en alerta roja y porque una medida así debe ser concertada y analizada con diferentes instancias y gremios, pues afecta toda la ciudad y sus actividades.

Aunque el lunes en la noche se adoptó la alerta naranja y anoche se levantó, tanto el alcalde, Federico Gutiérrez, como el director del Área Metropolitana, Eugenio Prieto, insisten en que ni Medellín ni el Valle de Aburrá están en emergencia como para llegar a medidas extremas.

La alerta naranja inicial es como decirles a los ciudadanos que pongan de su parte cambiando hábitos cotidianos que contaminan, pues de lo contrario, los niveles de mala calidad del aire aumentarán y, en ese caso, la salida será adoptar medidas restrictivas, y entre ellas estaría la extensión del pico placa, aunque aún no a las 24 horas sino a seis dígitos.

El director del Área Metropolitana lo dice con claridad: “Si se llega a la alerta roja fase uno, una de las propuestas que se han discutido es que el pico y placa sea todo el día, pero son temas que tienen implicación en la ciudadanía, en la forma como nos movemos, el comercio, como se hacen todas las actividades, las laborales, educativas, culturales... y hay que ser prudentes”.

Advierte, también, que imponerle restricción solo a los vehículos -que aportan el 80 % de la contaminación del aire- sería castigar a un solo agente contaminante, sabiendo que hay otras fuentes que ponen el 20 % restante, como las industrias, las empresas, los malos comportamientos ambientales, e incluso las construcciones, que llevan a la tala de árboles, la reducción de los espacios verdes y a la movilización misma de vehículos que cargan los materiales, incluidos los escombros.

Por Medellín circulan más de 3.000 volquetas, 13.100 buses y 37.623 camiones, según datos del Área Metropolitana. El parque automotor emite 1.160 toneladas de gas PM2.5 al año, revela un estudio de la Universidad de Antioquia.

Razones muy claras

El médico de la Universidad de Antioquia, Juan Gabriel Piñeros, docente de la Facultad de Salud Pública con doctorado en Salud Pública, señala que la medición que hace el Siata les da a las autoridades el derecho a decidir las alertas que consideren adecuadas.

Sin embargo, señala que la mala calidad del aire en el Valle de Aburrá no es un problema coyuntural sino que viene de tiempo atrás y aumenta con los días y los años: “es un problema de alta complejidad por las distintas variables que influyen en los niveles de contaminación”, señala.

Esas variables, en su criterio, son: Una movilidad insostenible, que se agrava los sábados porque no hay pico y placa. Un parque automotor que se multiplicó por 20 en 10 años, gran parte del mismo que ni siquiera cumple las normas de emisión de gases. La mala calidad de la gasolina. El problema atmosférico que, dependiendo si llueve, si hace sol o si hay nubes, la capa de smog se quede detenida en el valle o se va. Y el no reconocer al aire como un derecho común.

“¿Por qué algunos tienen derecho a contaminar más el aire que otros?”, se pregunta Piñeros. Y entre estos señala a los que compran tres carros para evadir el pico y placa. A los que ruedan por las calles como chimeneas andantes. A las fábricas que contaminan.

Pablo Montoya, escritor y abanderado de la causa del aire, insiste en que las medidas que se toman para contrarrestar la mala calidad del aire son tibias y cortoplacistas y aportan muy poco a la solución.

“Las autoridades nos escuchan y conocen el problema, pero lo que dicen es que para decretar medidas severas, como un pico y placa más fuerte, se necesitaría otra normatividad”, asegura.

Sostiene que el lobby que hacen los gremios automotor, de la construcción y empresarial es muy fuerte y por eso no se llega a medidas drásticas.

El alcalde, Federico Gutiérrez, advierte que la alerta naranja inicial era un llamado a que los ciudadanos tomaran conciencia de que el problema es serio y que aportar a la solución es de todos.

“No podemos llegar a que las estaciones marquen en rojo. Si se llega a este nivel, habrá que tomar decisiones que impliquen restricciones”..