Antioquia

Hallan piezas cerámicas de más de 2.000 años de antigüedad en Itagüí

En el intercambio vial Induamérica, el grupo de arqueología preventiva encontró piezas cerámicas con más de 2.000 años de antiguedad.

Periodista de la UPB. Amante de las historias y de las culturas. Estoy aprendiendo a escuchar y a escribir.

07 de septiembre de 2020

Los dientes de una retroexcavadora o la cuchilla de un bulldozer pueden arrasar con todo a su paso. Incluso, volver trizas la historia.

Cuando las obras de infraestructura no se realizan de la mano de un equipo de antropología preventiva se corre el riesgo de perder piezas que podrían acercar el presente a la comprensión del pasado, de las raíces del Valle de Aburrá.

Afortunadamente, la maquinaria amarilla del intercambio vial de Induamérica, en Itagüí, estuvo acompañada de antropólogos que lograron encontrar piezas cerámicas de periodos diferentes y más de 2.000 años de antigüedad.

La obra, ubicada en la intersección de Pilsen, carrera 50, entre las calles 36 y 38, es un puente elevado de dos calzadas con un costo aproximado de 32.000 millones de pesos y que, según el Consorcio vial Induamérica, ya supera 50 % de ejecución.

En la financiación del proyecto participan también el Área Metropolitana y la Alcaldía de Itagüí. Según Juan Carlos Barba, líder de Proyectos de Infraestructura del Área Metropolitana, la obra está programada para entrega en enero de 2021.

Arqueología preventiva

Tal como los tatuajes maoríes, cargados de identidad y cultura, los pueblos indígenas plasmaron en la cerámica sus prácticas, costumbres y símbolos, dependiendo de los periodos en los que vivieron.

En la zona verde a las afueras de Pilsen, antes conocida como Cervecería Unión, había suelos intactos en los que el equipo del programa de arqueología preventiva, monitoreo y rescate arqueológico, encontró piezas cerámicas de dos periodos: el estilo cerámica ferrería y el estilo marrón inciso (ver gráfico).

Con huecos de 70 centímetros a 1 metro de profundidad, desde el 2019 el equipo exploró la zona en que las quebradas Doña María, que viaja desde San Antonio de Prado, y La Muñoz se encontraban y hallaron los restos del arroyo que arrastró un yacimiento y mezcló los dos periodos.

Similar a los tatuajes, el estilo cerámico ferrería, llamado así por el barrio en donde se encontró la cerámica por primera vez, se caracteriza por tener bordes similares a pestañas, llenas de huecos, bolas y asas firmes y verticales. Este estilo data de hace más de 3.000 años: desde 1.100 a. C. hasta 400 d.C., según los arqueólogos.

Como las serpientes enredadas en el cabello de Medusa, espinas de peces o escamas de serpiente, las vasijas de estilo marrón inciso datan del año cero hasta el 800 d.C. Ambas coexisten entre el año cero hasta el 400.

Según explicó el director del programa de arqueología preventiva, Pablo Aristizábal, “los periodos y tipos de cerámicas no tienen nada qué ver con los nombres de las tribus sino con el lugar o las circunstancias en las que los arqueólogos las encontraron”.

El proceso

En la arqueología, “rescatamos para conservar y conocer, dibujamos y registramos para mantener y entender la historia”, agregó Aristizábal.

Con un equipo conformado por arqueólogos, auxiliares, fotógrafos, geólogos, arquitectos e ingeniero civil, inició el año pasado el proceso de arqueología preventiva en la obra de casi 3 hectáreas.

A principios de 2020, entre enero y febrero, se realizó el rescate de los hallazgos y entre abril y mayo se enviaron las muestras al laboratorio de la Universidad Nacional sede Medellín para estudio paleoambiental y, posteriormente, para estudio de carbono 14 en Miami, Estados Unidos. Las muestras indicaron que las vasijas databan de periodos entre 350 d.C. hasta 550 d.C.

“Puede haber piezas más antiguas pero no podremos saberlo porque no las encontramos en el lugar donde fueron depositadas originalmente, sino que el arroyo las movió y las mezcló”, explicó Aristizábal.

Se desmontaron, después de un diagnóstico y registro, cuatro casas de tapia y bahareque en las que hallaron evidencias de cerámicas y lozas de 1850 hasta 1950 que fueron traídas de Europa, y otras elaboradas en el departamento, como en la fábrica Corona, antes de Caldas o envases de refrescos de Posada y Tobón.

Un debate sin resolver

La importancia de este hallazgo, agregó Aristizábal, se debe a que encontraron evidencia de dos momentos del período temprano (anterior al año 800 a.C) coexistiendo. “Cuando un periodo va descendiendo, el otro apenas está apareciendo”, dijo.

Aún así, hay un debate que no se ha logrado resolver y que Aristizábal creyó que solucionaría con esta excavación: ¿se trata de dos culturas diferentes o de una misma con prácticas diversas?

De acuerdo con el arqueólogo interventor de la obra, Gustavo Santos Vecino, la discusión se centra en si se trata “de una gente u otra, si unos se fueron y otros llegaron”. Lo que sí asegura es que se trata de formas muy diferentes de hacer cerámica que indican estructuras mentales distintas asociadas a diferentes cosmogonías, creencias, relaciones, formas de comunicación y de vida en sociedad. “Son idiosincrasias diferentes de grupos que seguro tenían comportamientos distintos”, finalizó Santos.

El hallazgo no logró probar o desmentir la hipótesis porque las cerámicas se mezclaron en el arroyo y no fueron encontradas en el lugar de origen.