Seguridad

Investigan si el Eln infiltró protestas en Medellín

Las autoridades tienen detectadas cuatro células urbanas en la ciudad, que aprovecharon el descontento social para atacar las sedes de la Policía.

Egresado de la U.P.B. Periodista del Área de Investigaciones, especializado en temas de seguridad, crimen organizado y delincuencia local y transnacional.

15 de septiembre de 2020

Después de estar en silencio durante nueve meses, los teléfonos de una célula del Eln en Medellín se reactivaron el pasado 9 y 10 de septiembre, durante las protestas ciudadanas por la muerte de un civil en Bogotá, a manos de un grupo de policías.

Los agentes a cargo de las interceptaciones escucharon la forma en que los milicianos coordinaron a sus hombres, ajustando la logística para atacar entidades bancarias en la avenida Oriental con La Playa y el Comando de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá durante esos dos días.

“Tengo un herido cerca del Pabellón del Agua (detrás del teatro Pablo Tobón), se cayó en la vía y se lastimó un pie. Se lo encargo si lo ve”, reportó uno de los sospechosos. “Tengo gente en el parque de los Deseos, no han podido avanzar porque llegó el Esmad (Escuadrón Antidisturbios”, informó otro supuesto miembro de la red, según transcripciones de los audios conocidos por EL COLOMBIANO.

Las líneas telefónicas, que están intervenidas dentro de una investigación de la Fiscalía y la Policía sobre el reclutamiento de jóvenes por parte del Eln, dieron cuenta de movimientos de la facción camuflada en las movilizaciones.

Colocaron a sus integrantes entre los marchantes que iban por el parque del Periodista, Prado Centro, Boston, las avenidas La Playa y la Oriental, y el corregimiento San Antonio de Prado.

Según el reporte policial, estos sitios fueron el escenario de destrucción de cinco sedes bancarias, cajeros electrónicos, ventanales del edificio de Ruta N, inmobiliario público, paraderos de buses, cinco semáforos, la fachada del comando policial, la quema de una camioneta y de la caseta de un vendedor ambulante, y enfrentamientos con los uniformados, en los que se utilizaron artefactos explosivos artesanales.

El vandalismo se concentró en el centro de la metrópoli, aunque en municipios aledaños también ocurrieron incidentes. En el parque de Envigado, un joven de 18 años fue detenido después de arrojar un explosivo contra el CAI; y en Caldas fue incinerado un bus de servicio público.

El general Eliécer Camacho, comandante de la Policía Metropolitana, indicó que hubo dos uniformados con lesiones leves, tres capturados y tres adolescentes aprehendidos. También hubo un número indeterminado de civiles heridos (no se supo la cantidad exacta, porque no todos llegaron a centros médicos).

Estas acciones siguieron un patrón similar a las ocurridas en Bogotá, Cali y Cúcuta. “La intención de ellos es afectar los CAI y a los miembros de la Policía. En San Antonio de Prado usaron bombas molotov y piedras contra la Policía, y en las cámaras se ve cómo llevaban pimpinas de combustible para arrojarle al comando”, indicó Camacho.

En la Casa de la Justicia del corregimiento pintaron múltiples grafitis, algunos de ellos alusivos al Eln.

El coronel Ómar Rodríguez, subcomandante de la Policía Metropolitana, declaró que la situación está siendo analizada por agentes de Inteligencia, para establecer si en realidad fue un grupo subversivo el que estuvo detrás, o es simple propaganda de los vándalos para generar desinformación. Añadió que algunos ya fueron identificados, gracias al seguimiento de las cámaras.

Redes de reclutamiento

El secretario de Seguridad de Medellín, José Acevedo, tras el balance de las manifestaciones, aseveró que “hay menores de edad que son manipulados, sabemos que esto viene direccionado desde otro lado”.

Fuentes de Inteligencia le confirmaron a este diario que hay cuatro células del Eln en el Valle de Aburrá, que reciben entrenamiento del Frente de Guerra Urbano, el Frente Urbano Clandestino y el Frente Manuel Hernández el Boche.

Esos grupos reclutan jóvenes en universidades de la ciudad, a quienes además de adiestramiento político, les enseñan tácticas de sabotaje, manejo de masas y explosivos. “Dentro de las consignas del Eln está el aprovechamiento de la protesta social para generar caos y deslegitimar al Gobierno. Esto no quiere decir que sean ellos los que provoquen las marchas, pues estas comienzan por la indignación ciudadana, como pasó con la muerte del abogado en el procedimiento policial en Bogotá; lo que hacen es infiltrarse, apenas se reúne la comunidad, e instigar la violencia”, dijo un investigador del caso, cuya identidad pidió reservar.

Las investigaciones llevaron a la captura de Édgar Restrepo (“Mono Clinton”) en agosto de 2019 en Medellín, acusado de ser el supuesto coordinador del Frente de Guerra Urbano; y el pasado 19 de mayo, en Bello, fue detenida Nancy Henao (“Deisy”), presunta encargada de “reclutar menores de edad y estudiantes, e instrumentalizarlos en protestas y actos vandálicos”, detalló en ese entonces el coronel Rodríguez.

Hoy en día, el coordinador de las células es Medellín es alias “Mandíbula”, quien lleva 12 años estudiando Derecho en un claustro público, según las autoridades.

Sobre lo sucedido la semana pasada, el Alto Comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, publicó en Twitter: “Denunciamos la presencia estratégica del Eln y las disidencias de las Farc detrás de la vandalización (...). “Responsabilizamos al Eln por estos ataques, concretamente a ‘Ariel’, quien maneja el Frente Urbano de esa guerrilla; a los jefes de disidencias, ‘Gentil Duarte’ e ‘Iván Márquez’, quienes están tratando de desestabilizar las ciudades atacando los CAI”.

El fiscal General, Francisco Barbosa, anunció que conformó cuatro equipos especiales para investigar las alteraciones al orden público “en el marco del respeto a los derechos humanos”.