Siete bandas de ladrones delinquen en el Centro
Los sectores en los cuales acostumbran a actuar más, son los parques de Berrío y Bolívar, así como los barrios Boston y Prado.
Egresado de la U.P.B. Periodista del Área de Investigaciones, especializado en temas de seguridad, crimen organizado y delincuencia local y transnacional.
Siete grupos de delincuencia organizada se especializaron en robar en el Centro de Medellín, con métodos diseñados para afectar a los transeúntes, sus vehículos y los establecimientos comerciales y bancarios.
Un documento de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) de la Policía Metropolitana, elaborado tras una solicitud de EL COLOMBIANO, describe el modus operandi de estos grupos y los sectores de la comuna 10 (La Candelaria) en los cuales se enfocan.
Aunque en esta zona de la ciudad el hurto también obedece a fenómenos de delincuencia común, en este informe nos concentraremos en el crimen organizado.
Estas bandas están clasificadas en tres categorías: la primera, son las especializadas en el hurto a personas. Aquí aparecen “los Intocables”, “los Cocuelos” y la “Convivir de Berrío”, cuyos lugares preferidos para asaltar a la gente son los parques Berrío, Bolívar y San Antonio; la Plaza Botero; la avenida Oriental, entre las calles 50 (Colombia) y 47; y los bajos del viaducto del metro, entre las estaciones San Antonio y Parque Berrío.
Sus métodos, según el informe policial, incluyen el atraco a mano armada y el raponazo (arrebatar el botín y huir a toda velocidad), practicado a menudo por “los Cocuelos”, una estructura formada en sus inicios por desplazados de la subregión de Urabá, que se establecieron en inquilinatos del Centro, hace unos cinco años.
Los especialistas también aprovechan descuidos de los ciudadanos, para “desaparecerles” sus objetos personales. La modalidad más estructurada es el cosquilleo, en la que “existe una planificación objetiva, una distribución de roles y funciones específicas, la cual consiste en identificar una víctima, preferiblemente mujeres que lleven bolsos; luego otros integrantes del grupo se van detrás de ella, le abren el bolso (sin que lo note), y uno de estos integrantes tiene como función dar protección a la femenina que comete el hurto, en caso de que la víctima reaccione u oponga resistencia, mientras que los otros integrantes la rodean”, dice el reporte.
Los cosquilleros más experimentados están en “los Intocables”, una organización que incluso emplea embarazadas para participar en los hurtos, y de cuyos asaltos hay registros desde 2015.
Janeth Mesa, líder de Asotintos, el gremio que agrupa a 450 vendedores de tinto que laboran en el parque Berrío y sus alrededores, cuenta que en los últimos meses ha visto más robos que antes. “La pandemia de covid-19 dejó mucho desempleo, hay más mendicidad y escaperos que le abren el bolso a la gente”, expresa.
Añade que dentro del parque es más difícil que roben, “porque todos los trabajadores nos unimos, les gritamos ¡oe oe oe! y llamamos a la Policía. Pero por los lados del parque sí hay bastantes atracos, los ladrones ya se están pegando de cualquier cosa”.
Tras los vehículos
En la segunda categoría están las bandas expertas en el robo de motos, carros y autopartes. Aunque provienen de otras comunas, en La Candelaria actúan “la 30” (de Manrique) y “la Roja” (Villa Hermosa), que se ensañaron con los vehículos en los barrios El Chagualo, Prado Centro y Boston.
Su metodología comienza con el halado: “Salen de a tres personas en dos motos, van a zonas residenciales buscando automotores estacionados en paraderos comunes o en la vía pública; por medio de llaves y herramientas hechizas, proceden a dañar los sistemas de bloqueo y encendido, para robárselos”, prosigue el informe.
También aplican la intimidación directa con armas de fuego o traumáticas. Así sucedió el pasado 30 de diciembre, cuando un miembro de “la Roja”, apodado “la Momia”, quiso atracar al cliente de un banco afuera de La Alpujarra, que acababa de retirar $35 millones (modalidad de fleteo).
El vigilante Dairon Salinas intervino para evitarlo, y fue asesinado a tiros por el delincuente, quien huyó en una moto con solo $3 millones.
Los vehículos y autopartes hurtados son llevados a casas y parqueaderos de la zona nororiental de Medellín, donde les quitan los sistemas de rastreo, los desguazan y remarcan para su comercialización.
Vitrinas y cajas fuertes
En la tercera categoría están los especializados en el hurto a establecimientos comerciales y entidades financieras, como “Terranova” (de Manrique) y “los Topos”.
Estas estructuras se mueven entre los barrios La Candelaria y Villanueva.
Los miembros de “Terranova” están acostumbrados a robar en locales comerciales y supermercados, sin usar la violencia. Su método es denominado mecheo, y consiste en llevar a un local entre 10 y 15 ladrones que simulan ser clientes; mientras unos distraen al vigilante y a los vendedores, otros abren candados y vitrinas con llaves maestras. El botín, que varía entre licores y celulares, es ocultado entre sus ropajes.
El estilo de “los Topos” es diferente y requiere herramienta pesada: desde una propiedad contigua al banco o local, rompen la pared para introducirse (modalidad de ventosa), con la destreza suficiente para desactivar las alarmas y violar cajas fuertes.
El coronel Luis González, comandante de la Sijín Metropolitana del Valle de Aburrá, afirma que a estos grupos se le han propinado fuertes golpes en los últimos dos años.
De “los Topos” fueron capturados 23 integrantes en junio de 2019; a “Terranova” le arrestaron 17, entre noviembre de 2019 y junio de 2020; y de “los Intocables”, cayeron 16 el pasado mes de agosto.
También fue detenido Carlos Ruiz Higuita (“la Momia”), por el atraco en el que, al parecer, le quitó la vida al celador.