Hombre de 32 años fue asesinado con arma traumática en el Centro
Soy periodista porque es la forma que encontré para enseñarle a mi hija que todos los días hay historias que valen la pena escuchar y contar.
Como Daniel Mauricio Suaza Ruiz, de 32 años, fue identificado el hombre que falleció en un centro médico el pasado sábado a donde fue trasladado tras recibir múltiples heridas con un arma traumática poco antes de las 8 de la noche, en el Centro de Medellín.
El hecho ocurrió en el Perpetuo Socorro, comuna La Candelaria, en medio de una riña entre Suaza Ruiz y una trabajadora sexual de la zona, según fuentes judiciales.
Una persona que hacía las veces de vigilante en el sector habría intervenido en el pleito atacando con arma traumática al hombre que finalmente perdió la vida por la gravedad de las heridas, de acuerdo a lo que informó el comandante de la Policía Metropolitana, Javier Josué Martín Gámez.
Las autoridades esperan el dictamen de Medicina Legal para determinar las causas exactas de la muerte. Lo que sí manifestó el general Martín Gámez es que este sería de los primeros casos reportados en la ciudad de un asesinato con arma traumática.
Hace justamente una semana el Gobierno anunció el decreto que prohibe el uso de armas y que determina que todo aquel interesado en poseer una de estas armas de fogueo deberá solicitar permiso para ello y cumplir una serie de requisitos.
Según el Ministerio de Defensa, desde 2018 aumentó en 105% el uso de estas armas en el país, un auge que ha facilitado dinámicas criminales como la modificación de armas para uso por parte de bandas con el propósito de hacerlas letales y burlar las autoridades.
Así lo precisó EL COLOMBIANO en agosto de 2020, cuando conoció la investigación de las autoridades a partir de hallazgos en diferentes allanamientos en los que encontraron siete pistolas de fogueo modificadas para disparar balas de calibre de 9 milímetros. Expertos en balística determinaron que los armeros del departamento que estaban realizando estas adaptaciones preferían alterar pistolas de fogueo de fabricación turca Ekol y Zoraki.
En dicha investigación, la exdirectora de Crimen Organizado de la Fiscalía, Claudia Carrasquilla, explicó que las bandas tienen dos motivaciones principales para hacer estas modificaciones: Primero, “porque son objetos que se consiguen fácil en cualquier almacén deportivo y son muy similares a un arma normal, en su composición y apariencia, por lo que genera el fin perseguido que es intimidar, cuando hablamos de hurtos o amenazas”. Y segundo “porque la norma penal señala que la conducta de porte ilegal de arma hace referencia a un ‘arma de fuego’, sus partes esenciales, accesorios o munición, y por eso portar un arma de fogueo o traumática no es un delito”.
Según las fuentes consultadas, se requiere un informe pericial muy exacto para que un juez valide un arma traumática en una imputación de porte ilegal de armas. Es el técnico balístico quien podría determinar su funcionalidad, y por ende lograr que en el estrado se considere como un “arma hechiza”, en la misma categoría de los changones, trabucos, lapiceros-pistola y demás aparatejos diseñados por la mente criminal. Esto no siempre se logra demostrar.