Seguridad

Nuevo centro les da libertades a jóvenes infractores de Medellín

Es alterno a La Pola y de allí podrán salir a la calle a realizar gestiones sin vigilancia. Atenderá a 47 muchachos.

Periodista egresado de UPB con especialización en literatura Universidad de Medellín. El paisaje alucinante, poesía. Premios de Periodismo Siemens y Colprensa, y Rey de España colectivos. Especialidad, crónicas.

15 de julio de 2017

Con la puesta en funcionamiento de un nuevo centro especializado de atención para los adolescentes y jóvenes infractores de la ley, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), seccional Medellín, se la juega al darle un voto de confianza a este grupo poblacional en su proceso de recuperación y reinserción a la sociedad.

La razón es que en este nuevo espacio, bautizado como centro San Gerardo, los jóvenes y adolescentes inmersos en el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes -SRPA- tendrán más libertades e incluso, autorizados por su juez, podrán salir del recinto sin vigilancia a realizar algunas gestiones.

Pero los beneficiarios no serán todos los muchachos que estén pagando condenas sino exclusivamente aquellos a quienes les falta solo un año para alcanzar la libertad y cuyo proceso desarrollado en el centro Carlos Lleras Restrepo, de La Pola, les permite iniciar su etapa de autonomía.

“Esta idea surgió en 2012 por iniciativa de la Regional Antioquia, basados en la experiencia del programa mundial Prisión sin rejas y gracias a los lineamientos nuevos, donde hay un capítulo de autonomía para adolescentes del SRPA”, indicó la directora regional del ICBF, Selma Patricia Roldán Tirado.

Voto de confianza

El centro está ubicado en la vereda Pajarito, del corregimiento San Cristóbal. Tiene capacidad para atender a 47 jóvenes y lo administran los padres de la congregación Terciarios Capuchinos, bajo la supervisión siempre del ICBF.

Es un espacio abierto donde ellos tendrán educación, talleres de sistemas, asistencia del Sena y granjas. Podrán salir a cumplir citas médicas e ir a la universidad si lo autoriza un juez. El ICBF aportará $477 millones este año para su funcionamiento, representados en cupos, asistencia técnica y supervisión.

“Los adolescentes pueden cambiar si se les dan herramientas, oportunidades y condiciones para que transformen su vida; este centro es un espacio para irlos preparando para la inclusión en la sociedad”, señaló el padre Carlos Mauricio Agudelo, director del centro Carlos Lleras Restrepo.