La mayoría de los colombianos aún no define su voto para 2026 y expresan rechazo a precandidatos y coaliciones, revelan encuestas
Las encuestas muestran un escenario marcado por la falta de candidaturas consolidadas, una cultura de decisión tardía del voto y preocupaciones ciudadanas que no se traducen en apoyos directos.
Para noviembre de 2025, las encuestas del Centro Nacional de Consultoría y de Cifras & Conceptos mostraron que la mayoría de los votantes en Colombia aún no ha decidido por quién votar en las elecciones presidenciales de 2026, con niveles altos de “Ninguno” y “NS/NR” en todos los escenarios medidos, desde intención de voto hasta consultas internas.
Los resultados coinciden en que la indecisión y el rechazo son los factores predominantes en el electorado colombiano. La encuesta del Centro Nacional de Consultoría (CNC), realizada entre el 6 y el 14 de noviembre, registró que el 18,5% de los encuestados no votaría por “ninguno” de los candidatos si las elecciones fueran el domingo y un 7,5% respondió “no sabe/no responde”. En la percepción de ganador, “Ninguno” alcanzó el 22,4%.
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La encuesta Polimétrica de Cifras & Conceptos, levantada entre el 27 de octubre y el 4 de noviembre, profundizó esta tendencia: el 62% no ha decidido su voto presidencial y un 31% se ubicó en la categoría “NS/NR”, que lidera la intención de voto por encima de cualquier nombre.
En consultas internas y escenarios de coaliciones, los porcentajes de rechazo son aún más altos. En la consulta hipotética del Centro Democrático, el 43,9% votaría por “Ninguno”; en las consultas de derecha, la opción supera el 35%. Además, el comportamiento se extiende a la afinidad partidista. En CNC, el 25,5% no siente cercanía con ninguno de los partidos; en Polimétrica, el 45% afirma no tener partido.
Un panorama político “crudo” y una cultura de decisión tardía del voto
Las mediciones cuantitativas y los análisis del profesor Nicolás Molina, docente de ciencia política en partidos y sistemas electorales, coinciden en que la indecisión actual no se explica únicamente por la ausencia de preferencias, sino por un escenario político que sigue sin consolidar candidaturas claras. Según el profesor, el panorama está “muy crudo” y ningún sector ha definido un aspirante definitivo.
Esa indefinición incluye a todos los sectores políticos. Molina explica que “todavía no hay candidatos definidos, realmente, de ninguna orilla política”, y que incluso figuras visibles como Iván Cepeda no se perciben como opciones finales: “ni siquiera Cepeda se plantea como el candidato de la izquierda”, señala, porque dentro de ese sector “están hablando de la consulta del Frente Amplio”. Esto sostiene un escenario donde, según el profesor, la gente “no está ‘casado’ con ninguno de los políticos”, y por eso “realmente no sabe” por quién votar.
Esa indefinición también se relaciona con una práctica electoral que, de acuerdo con el profesor, marca de manera constante las elecciones nacionales: la decisión tardía del voto.
El académico señala que la definición suele ocurrir “unas semanas antes o incluso mucha gente que decide literal ahí a la boca de urna”, cuando el votante está frente al tarjetón. Esta práctica, que se ha mantenido en ciclos previos, ayuda a explicar por qué los niveles de indecisión se sostienen incluso cuando crece la certeza de participación. Las cifras del CNC muestran que el 51,4% está “definitivamente” seguro de ir a votar en 2026, y el 47,8% calificó con 10 su seguridad de asistir, aunque sin haber decidido su preferencia.
Para el profesor, la categoría “no sabe/no responde” no solo agrupa a quienes aún no tienen información suficiente, sino también a quienes expresan rechazo. En sus palabras, “no es necesariamente que no saben, sino de no me gusta ninguno de los candidatos”.
La combinación entre indecisión estructural, rechazo y definiciones tardías deja abierta la competencia electoral. En el Congreso, la tendencia es aún más marcada: Polimétrica reporta una indecisión del 71% en consultas interpartidistas, 74% en Senado y 77% en Cámara de Representantes, lo que indica que tampoco hay preferencias consolidadas para las listas legislativas.
Esta falta de definición convive con una ciudadanía que sí tiene claridad sobre sus preocupaciones. Según el CNC, la inseguridad es el principal problema del país (31,3%), seguida por la corrupción (19,8%). A nivel personal, los encuestados señalan con mayor frecuencia la inseguridad y el costo de vida como afectaciones inmediatas.
Las prioridades para el próximo Gobierno también están definidas: la seguridad encabeza la lista con 31,3%, seguida por la salud (12,5%) y la economía (9,5%). Sin embargo, estas demandas no se traducen en apoyos concretos a candidatos o coaliciones, lo que refuerza un panorama donde la mayoría mantiene su decisión abierta y la competencia electoral depende de lo que ocurra en los meses previos a las urnas.
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