Colombia

Habla el senador Fuelantala: “La consulta solo sirve de caballito de batalla para la campaña política”

El senador Richard Fuelantala, quien con su ausencia contribuyó al hundimiento de la consulta popular, explica por qué no participó del debate. Reclama que hay promesas incumplidas.

Comunicador social y periodista de la Universidad Central, especializado en Gobierno, Gerencia y Asuntos Públicos de las universidades Externado y Columbia.

hace 7 horas

A pesar de estar en las cuentas y en los cálculos del Gobierno Nacional, el senador Richard Humberto Fuelantala dijo “No” y prefirió ausentarse de la votación de la fallida consulta popular promovida por el presidente Gustavo Petro. Su silencio fue definitivo e inclinó la balanza: la oposición terminó ganando el pulso por apenas dos votos.

El congresista –perteneciente al partido AICO (Autoridades Indígenas de Colombia) y quien representa a comunidades campesinas y agrarias–, defiende su postura en diálogo con EL COLOMBIANO y, aunque reconoce que le generó críticas y reproches incluso del primer mandatario, reivindica que es una voz crítica.

Incluso, Fuelantala advierte que “hay problemas mayúsculos del país” que no está abordando el Gobierno y que el presidente debe comenzar a solucionar “y no empezar a polarizar o dividir”. Admite además que la consulta es una forma de anticipar la campaña, en lugar de contribuir a la generación de empleo.

¿Qué lo llevó a ausentarse y no votar la consulta popular del presidente Petro? Usted estaba en las cuentas del ministro del Interior, Armando Benedetti...

Hace dos meses se archivó la reforma laboral en la Comisión Séptima del Senado. Después de ese archivo, el senador Fabián Díaz presentó una proposición de apelación al archivo. Y posteriormente, la semana pasada, se somete a votación la apelación antes que la consulta, y al final fue aprobada. Así, quedó sin piso adelantar una consulta popular. Estaban sobre la mesa las dos propuestas.

Pero como revivió la laboral, insisto, quedó sin piso la consulta popular que, por cierto, no soluciona los problemas del campo, ni los problemas de muchos sectores trabajadores. Además, no crea empleo, solo sirve de caballito de batalla para la campaña política.

Esa consulta está pensada más en una campaña política que en solucionar los problemas de los trabajadores. Esa es la realidad y por eso decidimos abstenernos de votar esa consulta.

Es decir, con la reforma viva, ya la consulta popular perdía validez y legitimidad...

No tiene sentido adelantar una consulta popular porque ya revivió la discusión de la reforma laboral. Ya la tarea es del Senado de la República, que hoy ha delegado en la Comisión Cuarta adelantar el proceso para debatir, complementar y, lo que le importa a la ciudadanía, que Colombia tenga una reforma laboral acorde con los avances tecnológicos y a la situación actual del país.

Se requiere que cree empleo, aunque eso no es posible mientras la economía siga siendo débil, mientras tengamos una economía raquítica y mientras no cambien las condiciones de competitividad, especialmente frente a los tratados de libre comercio. Es muy difícil garantizar los derechos laborales mientras los factores económicos sean adversos.

¿Alguien del Gobierno se le acercó para tratar de convencerlo y que apoyara la consulta?

Claro, los sectores del Gobierno habían estado conversando. Yo les había dicho que tenía que analizar muy bien el sentido del voto, que nos íbamos a reunir el día anterior con el equipo para consultar con sectores productivos, económicos y campesinos. El día de la votación también nos reunimos con el equipo y, como revivió la reforma laboral, la decisión fue la abstención.

Usted ha apoyado al Gobierno en otras iniciativas y proyectos, ¿por qué no hacerlo ahora? ¿Está desencantado del Ejecutivo?

Nosotros hemos asumido el papel del Senado de acuerdo con la Constitución y la ley. Hemos sido muy críticos frente a las acciones de Gobierno, especialmente el cumplimiento de lo contemplado en el Plan Nacional de Desarrollo y en seguimiento al Presupuesto General de la Nación, particularmente en lo referente al tema agrario.

Fui yo quien hizo el debate sobre avances de la reforma agraria y la adquisición de tierras en el que cuestionábamos al Gobierno porque había destinado $6.8 billones en dos años (2023 y 2024) para compra de tierras, pero solo se habían adquirido 80.000 hectáreas.

Hoy se tiene un 10% de la meta contemplada en el Plan y muchas de las cosas que prometió este Gobierno, especialmente la renegociación de los tratados de libre comercio o la imposición de aranceles a los productos que nosotros podemos producir, son promesas incumplidas. Por eso, el deber constitucional de los senadores no es hacer oposición cerrada sin fundamento, sino más bien tener unas posiciones críticas de control político frente a las acciones de Gobierno. Es nuestra tarea y seguiremos en esa acción. Las cosas que vayan en beneficio del pueblo colombiano las vamos a apoyar.

En la reforma pensional nuestro voto también fue definitivo y logramos un artículo que busca un trato diferencial a la población rural, indígenas, campesinos y afros debido a la menor esperanza de vida. Pero las cosas que veamos que no benefician a la mayoría de la población, pues con el criterio que tenemos diremos que no.

¿Qué precio ha pagado por tener esa actitud crítica e independiente?

Los que estamos en la acción política estamos sujetos a cuestionamientos. Cada decisión va a generar inconformismo en algunos sectores. Lo asumo con la mayor tranquilidad. Las decisiones que tomamos corresponden a estudios serios y consultando a sectores, especialmente a quienes representamos.

Hay cierto inconformismo frente a lo prometido por el Gobierno y su cumplimiento. Hay problemas mayúsculos del país que no se abordan, como el tema de violencia generalizada, narcotráfico, la salud o los jóvenes que se quedaron sin créditos para continuar sus estudios a través del ICETEX. Son muchos problemas que no se abordan y es necesario que se dé la discusión. Esa siempre será nuestra posición. Así lo manifestamos en nuestro corto eslogan que dice: ‘Nosotros siempre vamos a estar del lado de la gente’.

Enumera varios de los principales problemas del país y del Gobierno. ¿Confía en que en el año que queda el presidente Petro pueda ofrecer soluciones?

Yo asumo una posición crítica. Siempre lo he hecho. Si usted revisa mi comportamiento en los últimos 15 o 20 años frente a las decisiones de los gobiernos hemos tenido siempre unas posiciones de frente.

Siempre le hemos dicho al gobierno de turno que si promete unas acciones lo que tiene que hacer es cumplirlas, porque de lo contrario no desencanta a Richard Fuelantala como senador, desencanta a un sector de la población que creyó en sus promesas y que ve que no se toman acciones para mejorarlas.

Valido mucho los esfuerzos que se pueden hacer para mejorar esas condiciones que actualmente tenemos en el país y también sé la difícil situación que recibió el Gobierno de Gustavo Petro del anterior gobierno, pero el deber como poder ejecutivo y como jefe de Gobierno es buscar solucionar los problemas y no empezar a polarizar o dividir. No son acciones que construyen paz, ni que mejoren las condiciones de vida del pueblo colombiano.

¿Qué responderle al presidente Petro que dijo que usted ‘no tenía ningún tipo de compromiso’ con el programa político del Pacto Histórico?

El programa es muy bueno. Lo grave es que no se haga nada para cumplirlo o se haga muy poco. Los elementos que se contemplan en el Plan de Desarrollo y el programa de Gobierno buscan mejorar las condiciones de vida de los colombianos, pero la realidad que hoy tenemos es diferente.

No quiero centrarme en lo que hoy vive Colombia. Yo he recorrido muchísimas regiones del país: La Guajira, Caquetá, Cesar, Nariño, Cauca, Huila o Tolima, y las condiciones realmente son muy difíciles, especialmente, en La Guajira, donde se prometió escuela y mejorar las condiciones de los niños, pero siguen en unas condiciones deplorables y sigue la desnutrición, así como la falta de garantías para poder garantizar los mínimos derechos fundamentales, como el derecho al agua. Eso me parece muy grave y por seguiremos alzando la voz en representación de esas comunidades

Nuevamente el Gobierno radicó una consulta popular, ¿sigue firme en que no es conveniente y que no la apoyará?

Mientras esté la discusión de la reforma laboral creo que no tiene sentido. El pueblo colombiano debe entender que lo más importante es que se puedan ofrecer unas reformas –las reformas prometidas– y sobre todo que mejoren las condiciones laborales de la población.

Es necesario hacer cambios, las cosas no están bien, no estaban bien. Los mecanismos de participación ciudadana deberían surgir de las mismas bases populares, como lo dice el señor presidente, y no seguir tratando de imponer las decisiones de Gobierno a través de los mecanismos de participación.

En eso la comunidad debería buscar mecanismos más independientes y más consensuados que respondan a la mayoría de la población porque hoy tenemos que entender que es un sector político el que lo quiere liderar y tratar de imponer.

Los consensos son necesarios en las sociedades para poder garantizar no solo la paz, sino también el crecimiento y el desarrollo económico.

Hay desconfianza del Gobierno frente a la reforma laboral, dicen que los tiempos ya no dan y que es una forma de hacerles conejo. ¿Confía en que el Congreso asuma con seriedad esta discusión?

Hay seriedad desde el día que se delegó a la Comisión Cuarta para estudios, se convocó a reunión y se diseñó un plan. Ayer se adelantó una audiencia pública de acuerdo con un cronograma y más de 300 personas, representantes de diferentes gremios y sectores económicos, han solicitado un espacio para ser escuchados y están siendo escuchados.

Esperemos que en esta semana ya haya una ponencia de articulado y que los tiempos den, eso es lo más importante.