“El santismo no existe, pero sí su legado de paz”: María J. Duzán
La periodista María J. Duzán dice que una nueva ciudadanía defiende el legado de Santos.
Politólogo de la Universidad Nacional, Periodista de la Universidad de Antioquia y maestrando en Gobierno de la Universidad de Medellín. Tratar de entender e interpretar el poder, un reto.
En los últimos dos años de su gobierno, la periodista María Jimena Duzán logró hablar cerca de 12 veces con el entonces presidente Juan Manuel Santos con el objetivo de escribir un libro sobres sus aciertos y desaciertos.
La última sesión fue una semana antes de la segunda vuelta, cuando ya el presidente Santos había empacado su equipaje y sabía que le iba a entregar el gobierno a su principal opositor, el Centro Democrático; era la derrota electoral final antes de dejar la Casa de Nariño.
También logró estar en momentos clave cerca del mandatario, como cuando ganó el No en el plebiscito o cuando recibió el Premio Nobel de Paz en Oslo, Noruega, el 10 de diciembre de 2016. En uno de los capítulos de su libro, “Santos: paradojas de la paz y el poder”, narra cómo ocurrieron esos dos importantes momentos.
Pero, además de tener conversaciones de tono intimista con el presidente, Duzán también entrevistó a 140 personas, desde generales, líderes del No, exguerrilleros, negociadores del Gobierno, hasta el hoy presidente Iván Duque, para desentrañar las lógicas del último gobierno. EL COLOMBIANO habló con ella sobre la construcción de esta investigación periodística.
¿Cómo logró que Santos aceptara contar momentos tan íntimos, como el día que ganó el No?
“Honestamente, a mí también me sorprendió, porque es muy desconfiado, pero al final de su Gobierno se sintió tan libre, porque ya no tenía nada que perder. Era uno de los presidentes más impopulares. En esa situación se volvió una persona menos impenetrable, ya no se notaba ese ego o vanidad de los gobernantes. Aceptó errores y desaciertos”.
Otra periodista que publicó un libro sobre Santos dice que era impopular y se quedó solo por traidor. ¿Esa conclusión es cierta?
“No quisiera contestar esa pregunta. Solo que es absurdo que un presidente, que hizo todo lo que hizo, salga con índices tan altos de impopularidad. Eso demuestra que su capacidad de conectarse con el país fue nula”.
¿Qué efectos generaron en él las encuestas?
“Lo cambiaron mucho. Siempre fue un presidente impopular, aunque es paradójico, porque no hay otro mandatario que haya logrado hacer lo que él hizo en cuanto a un acuerdo de paz. Cada vez estaba más solo. Casi todos sus aliados lo abandonaron. Por eso se refugió en su familia”.
¿Por qué dice en su texto que Santos era ingenuo?
“En el fondo no conoce mucho cómo se hace la política en la calle. Y en ese sentido se diferencia mucho de Álvaro Uribe. Siempre me dijo que no creía mucho en las encuestas, y que iba a salir en hombros, porque sus indicadores subirían cuando la gente se diera cuenta de los beneficios de la paz, pero eso no sucedió”.
¿Y por qué cree que en encuestas recientes ha subido su imagen positiva?
“Porque el legado de Santos es importante y más grande que el de Uribe, que también dejó su legado. Lo que pasa es que protagonizó una pelea nacional con Uribe, personal, y ahí quedó metido el Acuerdo, como el de Santos. Hoy, fuera del juego, el Acuerdo tiene su propia vida y dinámica”.
¿Se puede hablar ya del legado de la paz de Santos pese a las disidencias, los problemas con la JEP, el caso Santrich y la corrupción con los fondos de paz?
“Si bien es cierto no hay paz, que nos toca es construirla a nosotros, sí se terminó la guerra con la paz. Se abrió el país a una serie de reformas que vamos a tener que hacerlas si queremos construir una paz verdadera. Como me lo dijo Santos en la última charla, una semana antes de la segunda vuelta, el Acuerdo es de la ciudadanía, no de él. El Acuerdo no fue solo para desmovilizar a la guerrilla sino para articular la Colombia periférica con la urbana. Si eso no se logra, el país se va al carajo”.
¿En algún momento Santos sintió que su proyecto de paz iba a fracasar?
“No eso no. Sintió que se había quedado solo. Santos hizo muy bien el Acuerdo, pero la implementación fue muy desarticulada, farragosa, falló en muchas cosas. Era muy difícil de implementar semejante tarea, que es la que tiene hoy Duque”.
¿Qué tanto incidió el Acuerdo en la contienda electoral de este año?
“Las Farc perdieron las elecciones, pero que un tipo como Gustavo Petro, un exguerrillero, de izquierda, haya sido alternativa de poder, habla de lo que empezó a vivirse después del fin de las Farc. Encima de eso, luego casi 12 millones de personas salimos a votar la Consulta Anticorrupción, impulsada, en su mayoría, por los defensores del Acuerdo. Hasta ahora estamos empezando a entender que es algo para nosotros”.
¿Todavía cree que haya interés del gobierno Duque en truncar lo alcanzado con el ahora partido Farc?
“Duque ha entendido que el Acuerdo no es de Santos. Hay un ala del uribismo que he denominado el duquismo, que es mucho menos radical y que ha entendido que ese es el camino. Eso me tiene un poco optimista, así falte mucho para construir la paz”.
Obama acaba de romper la tradición de los expresidentes norteamericanos y volvió a las lides políticas, ¿Cree que Santos intervendrá más en política?
“Espero que sea el expresidente que nos prometió y no se vuelva como Uribe. Ojalá lo cumpla. Además, las personas están defendiendo mejor el Acuerdo que el propio expresidente. La nueva ciudadanía que se creó a partir del Acuerdo está defendiendo más ese legado que a Santos mismo. Entiende que la necesidad de implementar el Acuerdo tiene más impacto en la opinión. Mientras que eso sea así, él no se va a meter en política”.
¿Existe hoy el santismo?
“No, para nada (risas). Quedó fue un legado, y eso es muy importante en la historia. No va a fundar un partido”.
¿En qué se parece el presidente Duque al expresidente Santos?
“Duque era de las personas que Santos había cultivado, de su círculo más cercano, incluso, se quiso venir de Estados Unidos para trabajar con él, pero no se dio. Ambos son de centro y no radicales” .